Hace 20
años ningún deportista aficionado sabía lo que significaban esas siglas, ahora
todos sabemos lo que se esconde detrás de ellas y algunos incluso han jugado a
la ruleta rusa con esa sustancia. No vamos a dar una charla técnica sobre
eritropoyetina, más que nada porque no somos los indicados, pero sí es bueno
resumir en una serie de puntos los aspectos más relevantes de esta hormona, el
qué, cuándo, cuánto, cómo y porqué:
¿Qué es la
EPO?
La EPO es
una hormona natural que el cuerpo utiliza para generar glóbulos rojos, pero
hace unos años se empezó a usar una hormona sintética, rHuEPO (EPO recombinante
humana o rEPO), que estimulaba la producción de los glóbulos rojos de forma
artificial. El médico danés (como Mr. 60) Allan Jacob Ersles es el descubridor de la EPO natural y sus
efectos se revelan en 1953.
¿Cuándo se
empieza a usar en el deporte?
La EPO
empieza a ser comercializada con fines médicos en 1986, pero en 1987 ya se encuentra en el mercado negro. 1987, marquemos con negrita esa fecha… No, mejor la
anterior: 1986. Los primeros rumores de uso de EPO aparecen en los Juegos de
Invierno de Calgary, en 1988. En esos juegos circulan rumores entre los
esquiadores de fondo acerca de una pócima mágica. Mandamos desde aquí recuerdos
a Juanito Mühlleg, esquiador español que pasó a ser Johann, el alemán
nacionalizado, cuando dio positivo (2002). Pero también hay rumores de su uso
en los juegos olímpicos de Seul, 1988, todo muy lejos del deporte que la hizo
famosa. De hecho se incluyó en la lista de
sustancias prohibidas del COI en 1990, antes que en la UCI y mucho antes de
lo que podíamos imaginar en 1998.
Pero aunque
la EPO no aparece hasta 1986 el dopaje sanguíneo existe desde la década de los 70. El COI lo incluye en la lista
de procedimientos prohibidos en 1986, después de que ciclistas del equipo americano de los juegos olímpicos de Los Angeles denunciaran
esa práctica.
Las primeras
revelaciones de uso de EPO en el ciclismo se encuadran en torno a 1988. Steven
Rooks el rodador holandés que ganó en Alpe D`Huez, y fue rey de la montaña en
ese Tour reconoció haber tomado EPO a partir de 1989, antes no, claro, se
transformó en escalador de forma natural. Es el elixir, ya lo dice Peter Winnen.
Las muertes de varios ciclistas holandeses en esa EPOca, por fallo cardiaco mientras
dormían, muestran los riesgos iniciales del uso de esa sustancia. El más
conocido, el campeón belga Bert Oosterbosch, era 1989. El más triste, el compañero de Greg Lemond en PDM, Johannes Draaijer (1990). Son muchos, demasiados
para que nos olvidemos. Si murieron en esas fechas, eso significa que la EPO se
movía en algunos equipos antes de 1989. Haciendo un ejercicio de imaginación
podemos adivinar cuándo y quienes empezaron. El ejercicio es el siguiente,
Peter Winnen admite haberse dado cuenta del uso de EPO en 1988 cuando
corredores que no eran escaladores, de repente subían mejor que él y le
reconocían que habían tomado algo muy fuerte que producía esa transformación.
Pongamos por ejemplo el caso de Rooks (Tour 1988). Si retrocedemos unos años y
buscamos corredores con rendimientos similares de la
noche a la mañana, es fácil fijarse en Urs Zimmerman (Tour 1986), corredor que no había pasado del puesto 50 en ningún
Tour y ese año se planta en el podio de París después de ser el único en
aguantar a Lemond en la montaña ¿En qué equipo corría el campeón suizo? En el
Carrera de Roche (Tour 1987), corredor irlandés de gran clase pero que no subía
demasiado bien. Hasta el año 1987, en el que aguantó a Perico en casi todos los
puertos y ganó Tour, Giro y maillot arco iris en el mismo año. Sólo Mercx y
Coppi habían hecho algo así. No volvió a ganar nada. Hay que recordar también
que el Carrera fue el equipo que transformó a Chiapucci, un gregario malo, en el
mejor escalador del Tour (1990-1993).
Es decir,
la EPO puede llevar en el pelotón prácticamente desde que empezó a
comercializarse en 1986. Pero no era detectable hasta 2001, 15 años de barra
libre. Bueno casi, porque a partir de 1998 empezaron los controles de sangre
para detectar los valores de hematocrito mayores del 50% y aconsejar la parada
obligatoria de esos deportistas por cuestiones de salud (esos valores de
hematocrito pueden producir parada cardiaca). No es hasta el año 2001, cuando
la UCI incluye el análisis de EPO en orina, siendo el primer ciclista sancionado con este método Bo Hamburger, ese año
cayeron una decena de corredores por EPO. El COI empezó en los JJOO de Sydney
(2000).
¿Y en
nuestro querido tri-deporte cuándo empieza el baile de los vampiros?
Ya hemos
explicado las características particulares del triatlón, tanto en su filosofía
como en su reglamentación. Esas características hacen que sea un deporte que no
empieza a hacer controles antidoping hasta 1990. Controles que no son muy
frecuentes y que parecen dar ningún resultado hasta… 2004-2005. Por eso esta
fecha es tan importante en el triatlón. El año que el método de detección de
EPO se mejora para afinar en la detección, para evitar que se escapen todos los
que se escaparon en la Operación Puerto
ese año, el triatlón se inunda de positivos (o falsos positivos) por EPO. Rutger
Beke, Vir e Ivan entre los falsos positivos ¿Por qué? Pues porque al parecer,
sus cuerpos desprendían una hormona en esfuerzos intensos y con ello un
anticuerpo que era el mismo que la EPO exógena, supuestamente los controles estaban dando
positivo sin haber EPO. Ya hemos explicado la curiosa relación entre las investigaciones que mostraban eso y los deportistas citados. Al final las federaciones para no meterse en un lío
que judicialmente podían perder los declararon falsos positivos con la duda de
si en realidad había EPO. Algunos ciclistas también se libraron, aunque pocos
la verdad.
Pero hubo
triatletas que no se libraron. Una fue la suiza Brigitte McMahon, a la que su
federación separó inmediatamente de cualquier competición (2005), pero la otra
fue Nina Kraft (Hawaii 2004). El caso deKraft es especialmente curioso, y podría ser hasta gracioso si no fuera por
lo injusto del asunto. Kraft dio positivo tras ganar el IM de Hawaii en octubre
de 2004, al día después y sin pedir el contraanálisis de la muestra B, Kraft
confesó su dopaje. De hecho viendo su entrada en meta ya da la sensación de que
Nina nos quería decir algo. Pues bien, el mismo método que se usó para Nina y
la suiza fue el que detectó rEPO en las orinas de Betke, Vir e Iban. Qué
injusto es que en el caso de la honesta Nina sí era EPO lo que detectó y en los
otros eran hormonas de esfuerzo, muy injusto. Y más injusto si pensamos en
Lanzarote 2005, de las 10 muestras solo 4 fueron negativas, 2 fueron positivos
(luego anulados) y las 4 restantes siguen en el limbo de la duda (microdosis,
enmascaradores, etc.). Triatlón 2005, el año de la verdad, el año que el tri-deporte
perdió la credibilidad y su aura mágica.