…pues
no, no es tan saludable. A muchos triatletas el trideporte les sienta mal y acaba
con su salud. Lamentablemente esto es una realidad que se ha visto confirmada
en los últimos años, y que ha pasado de afectar solo a los profesionales del
trideporte a contagiarse a numerosos GGEE, que tristemente pierden la salud e incluso la vida en la práctica deportiva.
Desde
ciertos estamentos del deporte se “aconseja” y casi se obliga a pasar un examen
médico para obtener la licencia competitiva de triatlón. Y aunque es una buena medida preventiva, también hay que aclarar que los élite pasan numerosos
controles médicos y no por ello han parado los problemas de salud relacionados
con la práctica del triatlón. En este sentido hay que destacar la acción de los
profesionales médicos del deporte como la Doctora Araceli Boratia, conocida por
su implicación en el caso de Gómez Noya ¿De qué sirve tanto control si los
triatletas no les van a hacer ni caso? Y el campeón dando ejemplo. Así son los
campeones, prefieren ganar a vivir.
El primer caso clínico del trideporte es un caso singular por su juventud, y desgraciadamente mortal. El suizo Olivier Hufschmid, campeón del mundo junior en 1993, murió súbitamente tras una infección viral y pericarditis (infección cardíaca). El chico nos dejó en 1995 con una prometedora carrera por delante, en la zona de trabajo del Dr. Ferrari y pocos años después de los sucesos ocurridos en Holanda, Bélgica y Suecia. Evidentemente nadie del mundo del tri preguntó nada, ni dio ningún dato acerca de su muerte. Una esquela y un homenaje en la bicisport de entonces. Una desgracia fácilmente evitable.
El segundo y tercer caso son casos extraños. Uno de ellos es el primero relacionado con el triatlón australiano. Chris Legh y JuliAnne White, ambos campeones Ironman, sufrieron problemas de salud en competición, en ambos casos relacionados con la falta de riego sanguíneo en el intestino por culpa de la deshidratación. La canadiense tuvo unos unos años de evolución, 14ª, 6ª y 2ª en Hawaii en 1992, pero en 1993 volvió a caer al 9º puesto tras retirarse del Ironman Canada con problemas estomacales. Después de Hawaii se le extirpó parte del intestino por falta de riego sanguíneo. No volvió a los podios y se dedicó a entrenar a otros triatletas. El caso del australiano es igual de extraño. A pesar de sus victorias y excelentes puestos en distancia Ironman en Australia y EEUU, el aussie no ha sido capáz de hacer nada destacable en Hawaii a parte de su 6º puesto en 1998, el año después de perder medio intestino. Y eso que se sometió a numerosas pruebas para vencer sus problemas de sudor en ambiente húmedo. La solución no sirvió en la meca del tri, incluso entrenando con Huddle y los Multisport. En 2004 dejó la distancia Ironman tras serle diagnosticada una patología cardíaca que le impedía hacer más de 120 km en bici. El aussie siguó haciendo de las suyas en la distancia 70.3. Los problemas estomacales son una constante en el triatlón, aunque en la mayoría de los casos no tienen mayor importancia, en otros sí, y suelen ser la antesala del fin de una carrera plagada de éxitos. Así fue en 2007 con la epidemia alemana de Stadler, Al Sultan y Hellriegel. No volvieron a brillar en Kona, aunque Al Sultan siguió ganando pruebas IM y Hellriegel ya estaba desaparecido desde 2002. En 2012 el belga Marino Vanhoenacker también fue retirado en ambulancia del campeonato del mundo en Hawaii con problemas estomacales y nunca se adaptó al calor de Hawaii.
Otro que tuvo problemas de salud fue el medallista olímpico de Sydney, Stephan Vuckovic. El alemán desapareció de la escena triatlética tras su medalla de plata, y cuando reapareció en 2001 casi se despide de este mundo. Un fallo orgánico múltiple le dejó en el hospital y viendo la muerte cara a cara confesó a los médicos haber tomado EPO. Se salvó y no volvió a repetir su histórica gesta. Se curó en salud.
Los siguientes casos son el comienzo de una epidemia, una epidemia cardíaca que todavía dura. Uno de los pioneros del triatlón a principios de los 80, Mark Montgomery, y una duatleta de leyenda que no pudo con la natación del tri, Maddy Tormoen. Mark era un socorrista de las playas americanas que se inició en el nuevo trideporte, como muchos otros “bodyguards” de la época. Tras años de dedicación al deporte Mark se ve afectado en 2001, con 44 años por unos problemas cardíacos. Marcapasos de por vida. Un pionero, un hombre del business, cámara de programas de televisión y periodista del tri, es una de las primeras víctimas cardíacas del trideporte. El caso de la americana Maddy es similar, con varios amagos en los 90, en 2001 durante una competición acaba en una ambulancia sin saber cómo, al borde de la muerte. Operaciones cardíacas y un marcapasos de por vida en un corazón de triatleta. Algo que nadie espera que le pueda pasar cuando se calza unas zapatillas para hacer deporte pensando en su salud. No hay ninguna relación entre los dos casos, ni entre ellos y el del joven suizo, salvo la enfermedad coronaria.
El primero fue Greg Welch. El tercero en discordia en el Ironwar, el segundo hombre en ganar a Scott, en 1994, el australiano que ganaba campeonatos de todas las distancias (Gran Slam) y que luchaba por una plaza olímpica con triatletas 10 años más jóvenes, sufrió una taquicardia ventricular y dejó el triatlón en 1999. Varias operaciones a corazón abierto y un marcapasos fueron las desgraciadas secuelas que el trideporte regaló a este campeón. Con 35 años. El aussie lo achacó al estrés vital y al exceso de estimulantes (café). El caso es que el chico de Sutton también entrenaba con Jurgen Zack, pero seguro que no fueron sus métodos los que le mostraron la puerta de la muerte. Fue el café. Tras dejar el tri como competidor empezó su carrera de entrenador con los Multisport, esos que entrenaban a Spencer Smith y que se han hecho ricos como organizadores y multi-entrenadores, acogiendo en su grupo a todos los que se iban quedando en el camino.
El primer caso clínico del trideporte es un caso singular por su juventud, y desgraciadamente mortal. El suizo Olivier Hufschmid, campeón del mundo junior en 1993, murió súbitamente tras una infección viral y pericarditis (infección cardíaca). El chico nos dejó en 1995 con una prometedora carrera por delante, en la zona de trabajo del Dr. Ferrari y pocos años después de los sucesos ocurridos en Holanda, Bélgica y Suecia. Evidentemente nadie del mundo del tri preguntó nada, ni dio ningún dato acerca de su muerte. Una esquela y un homenaje en la bicisport de entonces. Una desgracia fácilmente evitable.
El segundo y tercer caso son casos extraños. Uno de ellos es el primero relacionado con el triatlón australiano. Chris Legh y JuliAnne White, ambos campeones Ironman, sufrieron problemas de salud en competición, en ambos casos relacionados con la falta de riego sanguíneo en el intestino por culpa de la deshidratación. La canadiense tuvo unos unos años de evolución, 14ª, 6ª y 2ª en Hawaii en 1992, pero en 1993 volvió a caer al 9º puesto tras retirarse del Ironman Canada con problemas estomacales. Después de Hawaii se le extirpó parte del intestino por falta de riego sanguíneo. No volvió a los podios y se dedicó a entrenar a otros triatletas. El caso del australiano es igual de extraño. A pesar de sus victorias y excelentes puestos en distancia Ironman en Australia y EEUU, el aussie no ha sido capáz de hacer nada destacable en Hawaii a parte de su 6º puesto en 1998, el año después de perder medio intestino. Y eso que se sometió a numerosas pruebas para vencer sus problemas de sudor en ambiente húmedo. La solución no sirvió en la meca del tri, incluso entrenando con Huddle y los Multisport. En 2004 dejó la distancia Ironman tras serle diagnosticada una patología cardíaca que le impedía hacer más de 120 km en bici. El aussie siguó haciendo de las suyas en la distancia 70.3. Los problemas estomacales son una constante en el triatlón, aunque en la mayoría de los casos no tienen mayor importancia, en otros sí, y suelen ser la antesala del fin de una carrera plagada de éxitos. Así fue en 2007 con la epidemia alemana de Stadler, Al Sultan y Hellriegel. No volvieron a brillar en Kona, aunque Al Sultan siguió ganando pruebas IM y Hellriegel ya estaba desaparecido desde 2002. En 2012 el belga Marino Vanhoenacker también fue retirado en ambulancia del campeonato del mundo en Hawaii con problemas estomacales y nunca se adaptó al calor de Hawaii.
Otro que tuvo problemas de salud fue el medallista olímpico de Sydney, Stephan Vuckovic. El alemán desapareció de la escena triatlética tras su medalla de plata, y cuando reapareció en 2001 casi se despide de este mundo. Un fallo orgánico múltiple le dejó en el hospital y viendo la muerte cara a cara confesó a los médicos haber tomado EPO. Se salvó y no volvió a repetir su histórica gesta. Se curó en salud.
Los siguientes casos son el comienzo de una epidemia, una epidemia cardíaca que todavía dura. Uno de los pioneros del triatlón a principios de los 80, Mark Montgomery, y una duatleta de leyenda que no pudo con la natación del tri, Maddy Tormoen. Mark era un socorrista de las playas americanas que se inició en el nuevo trideporte, como muchos otros “bodyguards” de la época. Tras años de dedicación al deporte Mark se ve afectado en 2001, con 44 años por unos problemas cardíacos. Marcapasos de por vida. Un pionero, un hombre del business, cámara de programas de televisión y periodista del tri, es una de las primeras víctimas cardíacas del trideporte. El caso de la americana Maddy es similar, con varios amagos en los 90, en 2001 durante una competición acaba en una ambulancia sin saber cómo, al borde de la muerte. Operaciones cardíacas y un marcapasos de por vida en un corazón de triatleta. Algo que nadie espera que le pueda pasar cuando se calza unas zapatillas para hacer deporte pensando en su salud. No hay ninguna relación entre los dos casos, ni entre ellos y el del joven suizo, salvo la enfermedad coronaria.
Pero
esos dos casos son solo la antesala de la epidemia que afectó al triatlón, el principio de una época, de una nueva era en el trideporte. La era Sutton.
Estamos en los años preolímpicos en Australia y todo el esfuerzo de las
autoridades deportivas de ese país se centra en conseguir unos buenos
resultados. En triatlón los responsables de conseguir eso fueron Brett Sutton y
Rob Pickard. Los programas del triatlón australiano, y en especial de Sutton, en
esos años son públicos: EPO como ayudas médicas. En Europa (Alemania, Francia y España) iban por delante y
se tenían que poner al día para competir de tú a tú en Sydney 2000. El programa
marchaba bien, entre 1996 y 2000 varios campeones del mundo y numerosas
medallas (Macca, Jones, Carney, Gallagher, Stewart, King, Harrop, Robertson,
Walton y Hackett). La Australia de los 90 apesta. Todo se vino abajo cuando descubrieron las actividades
sexuales de Sutton. Con los nuevos entrenadores, Tim Wilson y Martin Vinnicombe,
el equipo australiano sufrió una revolución y los mejores pupilos/as de Sutton se quedaron sin JJOO (Carney, Gallagher, Welch y Macca). De los otros, todos menos Stewart compitieron muy por debajo se su nivel anterior. Stewart fue de
los engendros que superó a Lessing ese día de verano del año 2000. Tres de los triatletas
de Sutton enfermaron años después.
El primero fue Greg Welch. El tercero en discordia en el Ironwar, el segundo hombre en ganar a Scott, en 1994, el australiano que ganaba campeonatos de todas las distancias (Gran Slam) y que luchaba por una plaza olímpica con triatletas 10 años más jóvenes, sufrió una taquicardia ventricular y dejó el triatlón en 1999. Varias operaciones a corazón abierto y un marcapasos fueron las desgraciadas secuelas que el trideporte regaló a este campeón. Con 35 años. El aussie lo achacó al estrés vital y al exceso de estimulantes (café). El caso es que el chico de Sutton también entrenaba con Jurgen Zack, pero seguro que no fueron sus métodos los que le mostraron la puerta de la muerte. Fue el café. Tras dejar el tri como competidor empezó su carrera de entrenador con los Multisport, esos que entrenaban a Spencer Smith y que se han hecho ricos como organizadores y multi-entrenadores, acogiendo en su grupo a todos los que se iban quedando en el camino.
Otra
triatleta del grupo olímpico de Sutton que dejó el trideporte por problemas
cardíacos fue Emma Carney. Una de las niñas bonitas del DOCTOR Sutton, su obra maestra. Una novata en 1993, entre 1994 y
1998 no se baja del podio. Cuando Sutton desaparece de la escena australiana,
Carney hace lo mismo de los podios. En 2004, esos años de sobresfuerzo le pasan
factura y se retira tras un fallo cardíaco y con un desfibrilador implantado de por vida.
La
última de las chicas australianas de Sutton en tener problemas de salud ha sido Jackie Gallagher (Fairweather). Jackie dejó el
triatlón tras la decepción de no ir a Sydney. Siguió en el atletismo, con muy
buenos resultados y suponemos que con los mismos métodos. Su vida triatlética
quedó truncada con la marcha de Sutton, una vida triatlética que pudo con ella
y tras varios episodios de depresión acabó en suicidio en 2014. Jackie no era una
campeona, en 1993 con 26 años no llegaba al top 10, pero empezó a cosechar
grandes victorias en 1995 con la llegada del programa olímpico y Sutton al tri
australiano. Su muerte es difícil de relacionar con esos años, depresión y
suicidio muchos años después, pero es una desgracia muy común en el mundo del
deporte (Luis Ocaña, Yago Lamela, Ian Thorpe, Clarke Carlisle, Gary Speed,
Andreas Biermann, Alan Davies, Rober Enke, Pierre Quinon, Jeret Peterson, Suzy
Favor Hamilton, Kokichi Tsuburaya, Kelly Holmes, Penti, Andrew Stoddart, Denise Lewis o Simon Whitfield). Una desgracia que debería hacernos recapacitar de los riesgos del deporte de competición y de quienes son las víctimas en este juego. Un juego que nadie se puede imaginar que vaya acabar así.
Pero
lo peor de la Australia de los 90 no son las enfermedades o muerte de estos tres triatletas, lo
peor es la actitud de uno de los posibles responsables de esas enfermedades. El
animal de Sutton presume y critica la crisis del triatlón de Australia tras su
marcha. Lo que no dice es que muchos de los de esa foto acabaron enfermos
(Welch, Carney y Gallagher), y que probablemente todo fue culpa suya. Es
impresentable y hasta delictiva la actitud de este elemento del "mundo del tri".
En su día le prohibieron entrenar en Australia, y va siendo hora de que se le
prohiba entrenar en el resto del mundo. Ya no tiene tantos enfermos, pero no es
gracias a él, sino al mayor control
médico. Lo que no sabemos es si en unos años sus pupilos no acabaran con el
corazón de un anciano.
La
lista de enfermos entre los pupilos de Sutton no acaba aquí, no, sigue y sigue.
El siguiente ha sido Hamish Carter, también con problemas cardíacos. Carter estuvo
a las órdenes del amigo de Sutton, Hellemans, su gurú en Nueva Zelanda. Pero en
la lista maldita del gurú australiano aparece su nombre. En 2013, cinco años
después de su retirada, al kiwi se le diagnostica una arritmia, fibrilación
auricular. Una enfermedad que afecta 5 veces más a los deportistas que a las
personas ajenas al deporte. No sabemos si ha tenido que pasar por el quirófano
o se ha abonado al marcapasos de por vida. El caso es que lo que ya es una
epidemia del deporte, en el triatlón de Sutton se convierte en una constante.
Una constante que alguien debería despejar para resolver la ecuación maldita
(Dedication x K(E..) x
triATHlon = DEATH, K(E..) = ¿?).
Y en
2010 otra de las chicas de Sutton termina con Taquicardia Ventricular (SVT), la
kiwi Samantha Warriner. Samantha fue
olímpica por el país de Carter y Docherty en los JJOO de Atenas 2004, el año
del doblete kiwi en la prueba masculina, y en Pekín 2008. El palmarés ITU de la Warriner es impecable, solo equiparable al de Loretta Harrop y Emma Snowsill, también pupilas del gurú Sutton. Últimamente se
dedicaba a la larga. En 2010 después de varios episodios de arritmias tiene que
pasar por el quirófano. Lejos de asustarse, la de Nueva Zelanda vuelve a la
competición ganando en 2011 el IM de su pueblo. Con alguien como Lance Armstrong
como héroe, y habiendo pasado por el TBB, parece normal que se exponga
a esas burradas, seguro que no es la peor que ha hecho.
Pero
todos estos casos podrían pasar por fortuitos si no fuera porque Sutton cuenta
con otro muerto, un muerto ocultado por él y su equipo de gurús. En 2012 un
Biker de la categoría Máster muere con una jeringuilla de EPO en su brazo. Aunque
no se le hizo autopsia, en la casa de Frederik Zierze se encontró de todo. El
alemán pertenecía al equipo de MTB del TBB, el grupo de entrenamiento que
dirigían Sutton, Joseph Spindler y Alex Bok. Cuando empiezan a investigar y a
preguntar, Sutton lo niega todo. Aparentemente la jeringuilla de Zierze se la
puso él mismo, pero lo curioso del caso es que el escándalo de la muerte del
alemán del TBB es tan grande, que Sutton se desvincula del equipo ese mismo año…El
TBB siguió en activo sin Sutton dos años más, por supuesto sin los éxitos de su glorioso pasado con el australiano.
¿Y
después de Sutton? ¿Se acabaron los males del trideporte? Ni mucho menos, solo fue
el comienzo, Sutton actúa desde mediados de los 90, los problemas de sus
triatletas vinieron años después de la primera muerte de 1995. A raíz de la
desaparición de Sutton del panorama triatlético australiano, la cosa se relaja,
pero en 2009 los excesos de finales de los 90 y principios de los 2000 empiezan
a pasar factura. El siguiente en la lista es… Steve Larsen, uno de los casos más desgraciados de enfermedades en
el trideporte. El típico Biker-ciclista que se pasa por el tri dando
exhibiciones ciclistas propias de los 90. Tras sus años de biker, Larsen se
inició en el equipo nacional de EEUU en los años de Carmichael, pasando de ahí
al Motorola de Armstrong entre 1991-1995. Volvió al MTB para ser olímpico en
2000, y al no conseguirlo el inquieto Larsen se inició en el tri. Noveno en
Hawaii en 2001, con el mejor parcial ciclista, dejó el tri para volver en 2008.
Fue su último año, en 2009 con 39 primaveras nos dejó para siempre tras un colapso entrenando a pie. Un problema coronario debido a una infección viral paró su corazón, al igual que muchos de los ciclistas profesionales de
sus primeros años. Pero a Steve le pilló en el tri, en su vuelta a la élite de la mano de Sutton,10 años después de su etapa ciclista.
Varios
de los triatletas con exhibiciones ciclistas como las de Larsen han acabado
enfermos. El año 2009 fue especialmente dramático y el siguiente en caer
enfermo del corazón fue Torbjorn Sindbale.
El caso del danés es de libro. Desde 2005 se le había diagnosticado un problema
cardíaco congénito sin riesgo para la práctica deportiva. Aún así Torbjorn se
sometío a continuos exámenes cardíacos durante esos años que no hacían
presagiar el fin de su carrera. En 2009 en el transcurso del IM de Windflower sufre
problemas cardíacos que le hacen parar. Tras el examen de los médicos decide
retirarse del tri, con 32 años y una carrera llena de altibajos en Hawaii,
aunque con un potencial ciclista enorme para llegar a lo más alto.
El
mismo año que Larsen y Sindbale nos enteramos de otros casos similares. Dean Harper, uno de los grandes
triatletas de la década gloriosa del tri (1985-1995) es el siguiente caso
clínico. En 1983, durante sus años de profesional, empezó con episodios de
arritmias sin mayor importancia. En 2003 ya como GGEE los problemas se
intensificaron hasta que en 2009, con 55 años, precisó intervención quirúrgica
por una arritmia de flutter. Toda una vida dedicado al deporte y con 55 años
tenía el corazón de un anciano. Son cosas que pasan, en el ciclismo y en el
trideporte. Otro de los pioneros que acabó con problemas cardíacos fue Bruce Thomas. Un asiduo del IM de Australia, el aussie también destacó en Kona (7º en 1993), aunque nunca llegó al podio. Entro otras cosas porque al final de los 90 dejó el tri por un problema cardíaco. No hay mucha información sobre su caso ¿Por qué lo sabemos? Pues porque Torbjorn parecía muy interesado en hacer ver que su caso era normal y se dedicó a preguntar hasta que encontró los casos de Dean y de Bruce. Son casos escondidos que Torbjorn sacó a la luz para intentar normalizar su anormalidad.
En
2009, otro caso, el Ultraman Erik Seedhouse
tuvo una desgraciada caída con multiples fracturas, debido a una pérdida de
conocimiento repentina en la bici. Las pruebas que se realizó después del
accidente no encontraron ningún problema de salud (cardíaco) relacionado con la
lipotimia. Pero era una prueba 70.3, estaba fuerte, iba rodando rápido y
tampoco fue un mareo por debilidad ni deshidratación. Seedhouse dejó el
triatlón, se asustó. Qué le pasó a Seedhouse ese día de 2009, es todavía una
pregunta sin respuesta. Como todas las que están relacionadas con problemas de
salud y deporte. Solo el deportista sabe la respuesta, y nunca la dicen. Un día
Manzano nos contó su historia, una caída en el Tour tras una pérdida de
conocimiento le enseñó el camino, fue el único. Y al
año siguiente de la retirada de Seedhouse, otro Ultraman, David
Goggins, sufre del corazón. Después de sus años de Academia Militar, y tras
cinco años de dedicación al deporte de larga distancia, el americano se entera
que tiene una cardiopatía congénita. De repente. Los exámenes médicos del
Ejército USA y los anteriores de su etapa de Ultraman no lo habían detectado.
Pero en 2010 tiene que pasar por el quirófano. Como muchos otros no ha vuelto al trideporte,
aunque sigue haciendo barbaridades.
Y
paralelamente a estos casos de ultramanes, tri-militares y portentos ciclistas
tenemos más casos del tri femenino. La primera es otra kiwi, Gina Crawford, campeona Ironman. En 2009
tuvo problemas en el Challenge de Roth y tuvo que abandonar, al parecer por una
hipersensibilidad a la cafeína. Sin embargo las pruebas posteriores
descubrieron una anomalía cardíaca. Anomalía que no le ha impedido seguir
compitiendo al mismo nivel. Lo curioso es que esa anomalía es casi la misma que
la de Torbjorn Sindbale y sin embargo éste decidió dejar el triatlón de
competición y buscar una explicación a su problema. Entre las explicaciones no
incorporó la de Gina, quizás porque ella sí sigue en el tri. Gina sigue un
riguroso calendario de controles para evaluar su evolución pero ahí sigue
compitiendo al más alto nivel y cosechando victorias. La
siguiente en la lista de los casos cardíacos es Erin Densham, australiana, campeona del mundo sub 23 en 2006, en
Pekín 2008 fue 22º, tras su operación cardíaca de 2009 fue medalla de bronce en
Londres 2012. Es de las pocas que tras un susto y operación ha seguido en activo con mejores resultados que antes de la intervención quirúrgica. Por otro lado es curioso el alto número de triatletas aussies y
kiwis con estos problemas, el corazón en las antípodas debe funcionar al revés.
Erin no es de las chicas de Sutton, pero su entrenador, Shaun Steffens, es el
mismo que el de su compatriota Emma Moffatt. Un gurú que fue buscado por el
equipo ciclista Sky para seguir los métodos que auparon a Erin a la medalla de
bronce. Lo mismo que hizo en su día el Euskatel con el tri-gurú Iñigo Mújika y
los resultados que todos conocemos.
El
último caso de 2009 es también bastante particular, particular porque los
problemas de salud de Justin Park fueron
antes del deporte. Y particular porque el deporte le ha ayudado a mantener su
salud. Como debe ser. El americano era un buen atleta que con 18 años descubre
una patología cardíaca congénita. Los médicos le recomiendan no forzar la
patata y Justin se concentra en sus estudios. Aburrido de su vida de oficinista
decide consultar más médicos para volver al deporte. Con la garantía de que su
corazón no se va a resentir en 2009 se inicia en el trideporte. Desde entonces,
y a pesar de algunos problemillas, ha conseguido buenos puestos en pruebas IM70.3. Todo lo
contrario que muchos de los protagonistas de este artículo.
Y si
antes de 1995 y entre el año 2004 y el 2009 no tuvimos ningún incidente médico
en el triatlón, desde 2009, el año de Marisol, el triatlón no para de darnos sustos. Otro triatleta
con problemas cardíacos fue Alex Taubert.
El alemán es un caso curioso del tri. Desde 1991, en sus primeros años se movía
entre los puestos 10º y 20º de la tabla en Hawaii. Entre 1995 y 1997 y tras
ganar el IM de Zurich se mete dos veces en el top 10 (6º y 9º). Sin embargo
vuelve a caer puestos en los años siguientes. Cuando parece que su exitosa su
carrera ha acabado, se recupera y en 2002 y 2004 se vuelve a meter en el top 10
(5º y 4º). Al año siguiente tras ganar el IM Roth con su mejor marca en
distancia Ironman, Alex se esfuma de los primeros puestos. Era el año de la
verdad en el tri y Alex desaparece de Hawaii. Bien podría ser un espectro si no
fuera porque en 2011, varios años después de su retirada, se le diagnostica una
fibrilación auricular que le hace pasar por el quirófano varias veces. Otro
enfermo del corazón en el tri, alemán y con buenos rendimientos en los años de
los tanques alemanes.
Pero
si hay un tanque alemán que destaca por sus altas prestaciones ese es Norman
Stadler. Es mi triatleta “favorito”, Stadler encarna todo el lado negativo del
tri en una sola persona: tripostureo, negocio e hipocresía, mucha hipocresía.
Ni dedicación, ni esfuerzo, ni superación, sus secretos son los del Dr. Heinrich, el Telekom y Chris Carmichael. Ya hemos hablado de sus exhibiciones
ciclistas, sus sponsors, su misteriosa desaparición y sus hipócritas y
malintencionadas declaraciones sobre el positivo de Nina. Pero eso no es nada
comparado con su cínica aparición en la TV alemana enfrente de dos deportistas
que confesaron su dopaje (Hutthaler y Jaksche). Por no hablar de sus numerosos
ejercicios de limpieza de imagen sometiéndose él y sus Coommerzbank a controles retrospectivos de CERA entre 2008-2011, cuando todos sabemos que los primeros positivos de CERA fueron en 2008, que los mejores años de Stadler fueron entre 2004-2006,
años en que la CERA era indetectable, y que en 2008 era ya un espectro.
Es un personaje peligroso. Y se merece el destino que se ha buscado: dejar el
tri por la puerta de atrás en 2007 y una enfermedad coronaria de por vida desde
2011. Nina vuelve a sonreír, Stadler no. Aunque el alemán puede dar gracias de seguir por aquí, otros desgraciadamente no pueden decir lo mismo.
La
siguiente en la lista es Paula Findley:
anemia de hierro. Paula era una prometedora triatleta de la escuela canadiense,
nº 1 del mundo en 2011, pero varios episodios de lesiones y sobre todo una
anemia de hierro en los JJOO de Londres 2012 torcieron su carrera. El triolímpico
Whitfield arremetió contra Patrick Kelly, su entrenador de entonces, haciéndole
responsable de la anemia que le sobrevino a Paula en Londres, tras un tiempo de
entrenar en altura. Viniendo de Whitfield no debemos dar mucho crédito a sus
palabras. Sobre todo porque los entrenadores que la chica ha elegido después no
son de fiar: Joel Filliol y Siri Lindley. Tampoco lo es Kelly, nadador en los
80 y co-entrenador de Mike Vine en los años de Watson. Si Kelly hizo mal las
cosas o en realidad todo fue provocado por los controles de Londres es algo que
no sabremos, pero lo que está claro es que el trideporte y uno de sus entrenadores ayudaron
a Paula a enfermar y eso sigue sin ser normal. Sobre todo porque la trayectoria
errática y cambiante de Paula es difícil de explicar, de nº 1 del mundo en 2011,
con 22 añitos, este 2016 se ha quedado sin JJOO. La escuela canadiense de
triatlón no es lo mismo sin Watson y Filliol.
Otra
de las chicas de la generación olímpica que ha dejado el tri con problemas de
salud ha sido Hollie Avil, la
inglesa campeona sub23 en 2007, se arrastró en Pekín 2008 al igual que su
compañero de selección Tim Don. Avil dejó el tri en 2012 con 22 años por un
desorden alimenticio. En 2008, el año de sus problemas estomacales tenía 18
años y compartía entrenador en el equipo inglés con Don. Ben Bright, pupilo
de Sutton y Hellemans, alumno de Filliol y su escuela canadiense, y actual
gurú de los Brownlee, la entrenaba. Ella dice que no fue él quien la recomendó perder peso. En fin, gurús. A alguno le recetaba yo lo mismo que ellos recetan
a chicos/as en muchos casos inocentes. En
2012 tenemos otro caso clínico de una fémina, la triatleta USA Amanda Lovato.
Amanda empezó en 2003 con problemas de pulsaciones altas, tras muchos años
dedicada al tri, en 2012 le fue diagnosticada una patología cardíaca
y tuvo que pasar por el quirófano, con 40 años.
Como
hemos visto con los problemas estomacales, de anemias y de depresión, no solo
el corazón se ve afectado por el deporte. Otro caso no cardíaco es el de Matt Chrabot, con problemas de tiroides y niveles bajos de testosterona desde 2012. Otro denominador común entre las
patologías clínicas del deporte aparece en el trideporte. Estos casos son
especiales porque su tratamiento es doping, pero con el TUE del médico tienen
libertad para luchar contra la enfermedad. El americano es un triatleta muy irregular,
con podios y victorias y una sucesión de malos resultados, no se sabe si por su
enfermedad o por el tratamiento. En ocasiones el problema de tiroides se
convierte en un asunto serio, originando un cáncer. En el tri están los casos
de Karem Smyers y Rachel Paxton. Son dos casos diferentes
pero con el mismo diagnóstico, cáncer de tiroides. La americana Karem era una
campeona, ganadora en Hawaii en 1995, segunda en 1993 y 1994 además de
multiples victorias en campeonatos ITU y US, el cáncer fue el final de su
carrera. La australiana Paxton es una triatleta normalita, tras el cáncer sigue compitiendo al mismo nivel. Las enfermedades de tiroides no suelen ser un problema irreversible pero ahí están, otra enfermedad relacionada con el
deporte de competición, que afecta a demasiados deportistas de Élite, también a
los triatletas.
Entre
los últimos casos de enfermedades en el triatlón tenemos a dos campeones. El
primero es Pete Jacobs, ganador en
2012 y espectro desde entonces. En 2015, después de varios fracasos, no
participó por una fatiga crónica y así sigue sin hacer nada destacable. El
siguiente es Simon Whitfield, el
canadiense que se reservaba para los JJOO, el único hombre con 2 medallas
(hasta 2016), el campeón olímpico que como Frodo no tiene ninguna otra medalla
en Campeonatos mundiales ITU. Simon, historia viva del tri, abandona el
triatlón y se hunde en una profunda depresión por no saber qué hacer con su vida. Con 37 seguía compitiendo en los JJOO con chicos 15 años más jóvenes que
él, no se perdió ninguna olimpiada. Deja el tri y ni siquiera intenta la larga
distancia. Ahora nos cuenta que ha estado con depresiones y problemas
personales. El trideporte es malo para la salud.
¿Y
los españoles? ¿No tenemos problemas de salud debidos al trideporte? Sí hombre,
unos cuantos. El primero es el de Javier
Gómez Noya, para los “egpañoles” el mejor triatleta de todos los tiempos. En
2000 el gallego es declarado "no apto" por dos años y en 2005 se queda otro año sin licencia por motivos de salud. Le
diagnostican una valvulopatía congénita y Araceli decide que no puede competir.
Más de 10 años después su enfermedad cardíaca no le ha impedido ser un campeón
¿Por qué han dejado los demás el triatlón? Buena pregunta, igual no consultaron
a los médicos del español. Otra compatriota quemada por el tri fue Pilar Hidalgo, la chica de Ivo. Pilar
acabó su exitosa carrera deportiva con problemas de taquicardias en 2009,
entrenando como una bestia y con una gran carrera por delante, era buena. El que defendía al que compraba medicamentos en Andorra la entrenaba. Alejada de
la competición Pilar lleva una vida feliz junto a su familia. Enhorabuena
Pilar, hiciste caso a Araceli y elegiste vivir. Otro con problemas cardíacos es
Clemente Alonso, el médico. Clemen lleva años medicándose por unas arritmias cardíacas diagnosticadas en 2009 tras sus intentonas olímpicas, nada
serio porque aquí sigue. Pero ahí están sus años de excesos entrenando mal,
casi como ahora, con cerca de 40 tacos no ha aprendido a pisar el freno. El
GGEE Jesús Sánchez Bas, uno de los
mejores de España, anunció hace unos meses que tenía una arritmia de Flutter por el estrés, la cafeína y el sobre-entrenamiento. Y el último es el sub23 Nan
Oliveras. Entrenado por Omar, el de Olot padece una miocarditis. Una vez
recuperado parece que le seguiremos viendo por aquí. Es el segundo sub23 español
que padece un problema cardíaco, le auguramos una vida deportiva llena de
éxitos.
Para
acabar vamos a dedicar unas líneas a dos desgraciados casos del pasado año 2015.
Lo triste de estos casos es que tienen una clara relación con algunos de los
ciclistas fallecidos entre 1988-1990. En 2015, más de 25 años después, el
trideporte no ha aprendido nada. El triatleta ITU Laurent Vidal, y el Ironman Steffen
Liebetrau mueren repentinamente unos años después de dejar el deporte de
competición por problemas cardíacos. Laurent Vidal dejó la competición en 2014,
después de su 5º puesto en Londres 2012, tras estar en coma una semana por un
problema cardíaco en un entrenamiento. Sus controles médicos no habían mostrado
ninguna enfermedad grave y tenía vía libre para competir, pero después del susto Vidal prefirió
dedicarse a entrenar. En 2015 fallece en la cama de una parada cardíaca. Casi nadie
ha preguntado nada , ni siquiera su novia, la también triatleta Andrea Hewitt.
La mujer de Draaijer nos contó lo que pasaba, Andrea no, vive de esto. El Germano
Liebetrau fue un gran profesional Ironman en los años de la verdad. En 2005 fue
segundo en Lanzarote. Los 6 controles antidopaje no negativos, entre ellos los
dos falsos positivos defendidos por Mújilka, dejan esa edición cubierta de dudas. En 2009 cancela su participación en varias pruebas por una dolencia cardíaca, deja el tri. En 2015, con 42 primaveras el alemán fallece. La familia no dio muchas explicaciones. Descansen en paz.
Aunque
el número de casos clínicos son más de los que pensábamos, es verdad que entre
los triatletas élite los muertos se cuentan con los dedos de la mano. Sobre
todo gracias a que muchos de ellos al primer aviso pisan el freno, dejan el deporte
y llevan vida de ancianos desde antes de los 40. Gracias al control médico están teniendo una segunda oportunidad. Quienes
quizás no la tengan son los GGEE. El número de muertes aumenta cada año, y no sabemos cuántos tienen problemas de salud. Muchas muertes se dan
la natación pero cada vez más ocurren en los otros sectores. La realidad es que
empieza a ser un problema que habría que analizar desde la base: en 2005 los
GGEE usaban la misma EPO que los élite y en 2012 un 20% de GGEE confesaban
haber consumido sustancias dopantes en varios Ironman de Alemania. Además
tenemos el ejemplo del ciclismo y los máster que se hinchan a EPO para ganar
una copa. Evidentemente en muchos casos el problema será otro, pero ahí sí que
no podemos hacer mucho. Desgraciada y triste mala suerte. Pero si el motivo es
químico sí. Y tenemos el deber de intentar averiguar cuando lo es. O empezamos
a ahondar en la raíz del problema o esto se nos va a ir de las manos. Si es que no se nos ha ido ya.
Esta
es la lista de los desgraciados casos clínicos del trideporte, más de 30,
muchos australianos. Seguro que hay muchos más de los que nunca sabremos nada,
pero aquí están los más importantes, los más mediáticos. El porqué de estas
enfermedades es difícil saberlo. Por un lado están las causas genéticas, causas
que suelen ser detectadas en los chequeos a los que se someten los triatletas
élite. Hay dos casos que tienen un diagnóstico precoz de patología cardíaca,
Noya y Park, y en ambos casos la práctica deportiva no parece haber agravado su
problema. Por otro lado están los excesos del entrenamiento. El primero, el
sobreentrenamiento, un caso claro es el de Clemente. Un fenómeno de junior no
ha sido capaz de confirmar después lo que prometía en 1996. La razón es clara,
Clemente se quema, él solo. Quizás su mayor problema no sean las arritmias,
sino su cabeza. Sin embargo la duda surge cuando se consulta a algún médico.
Araceli lo deja claro, el ejercicio no causa arritmias…La Gerche también, no hay nada concluyente, y Lucía, y muchos otros. El segundo exceso del
entrenamiento son las ayudas médicas. Ninguno de los triatletas de esta lista ha tenido problemas con controles antidopaje y si en esta lista no estuviera Vuckovic y no hubiera nadie de
Sutton o de las locomotoras ciclistas del trideporte, dudaríamos de la relación
entre problemas de salud y drogas. Pero ahí están: Welch, Carney, Vuckovic, Larsen,
Tauler, Sindbale y Stadler. Y sobre todo el biker del TBB muerto con una jeringa
de EPO. Pero no solo EPO, también tenemos la relación entre algunos estimulantes (anfetaminas y
efedrina) y las arritmias o la de los esteroides con la depresión y los
suicidios. O la del consumo de antidepresivos. En fin, todo dudas. Nadie dice la verdad y cuando la dicen les tratamos de locos. Pero la verdad es inamovible
y ahí está, en 2015, 25 años después de la muerte del PDM Draaijer, el triatlón
tiene 2 muertos en las mismas circunstancias que Oosterboch y Knetemann. Nadie
ha hecho nada en estos 25 años y viendo el lamentable espectáculo de postureo
que ha acompañado a la muerte de Vidal, nadie lo hará. Seguiremos con los
muertos, seguro, pero al menos que investiguen las razones, que las hagan
públicas, que no engañen a más inocentes que piensan que el dopaje no entraña
riesgos de salud. Desde la cafeína hasta la EPO, el uso continuado de
sustancias dopantes mata prematuramente. El trideporte es malo para la salud.