domingo, 18 de junio de 2017

La Trilogía del trideporte (I): historia de la natación, el ciclismo y la maratón.



El trideporte como le conocemos hoy en día, empieza en 1978 en las islas Hawaii. Los marines americanos que invadieron las islas se aburrían y siguiendo las ancestrales tradiciones hawaiianas se retaron en una competición nueva y mítica, el Ironman: nadar 3.800m, rodar en bici 180 km y correr la distancia de una maratón, 42’195 m. El primer deporte del trideporte por tanto es la natación. Es lógico, nadar 3.800 m después de 180 km de bici sería un infierno, y hacerlo al final del maratón supondría un suicidio. Y como el trideporte son tres deportes vamos a repasar primero la historia de los tres deportes con el fin de entender después la historia del triatlón.

NATACION:

 Para estudiar la historia de la natación moderna nos vamos a remontar a 1922, cuando Johnny Weismuller (Tarzán) se convierte en el primer hombre en bajar de 1 min en los 100 m libres, nadando a sobaquillo, y además consigue 5 medallas de oro en los JJOO entre 1924-1928. El primer super héroe de la natación moderna.  Esos años destaca también el surfero hawaiiano Duke Kahanamoku, que fue 2º en París 1924 detrás de Tarzán. Duke se convertía en 1912 en el primer deportista hawaiiano en conseguir una medalla en unos JJOO, comenzando así la leyenda del deporte en Hawaii. Y es que en Hawaii el deporte se lleva en la sangre. Después del éxito de Tarzan y del equipo americano en 1928, 11 medallas en total, en 1932, en los JJOO de Los Angeles, su casa, el equipo americano de natación sufrió una vergonzosa derrota a manos del equipo japonés. Los japoneses ganaron en el medallero, 12 medallas frente a 10, pero en hombres dejaron a los americanos con solo 4 preseas por 11 de los japos. Varios dobletes y un triplete y una aplastante superioridad de los pequeños nadadores nipones. Los 1,79 m de Yasuji Miyazaki, contrastan con los 1,91 m de Tarzán, convirtiéndole en el campeón olímpico de 100 m libres más canijo de la historia. Cuatro años después, en 1936, en Berlín, los japoneses continuaron dominando el deporte acuático. Los USA bajaron al tercer puesto del medallero. En 1948, después de la II Guerra Mundial, los americanos recuperaron su hegemonía nadadora, 15 medallas por las 5 del segundo, Dinamarca. Los siguientes años, 1948-1956, todo transcurre con normalidad, americanos y más americanos. Hasta que en 1956, en los JJOO de Melbourne (Australia), los aussies se hinchan a ganar medallas, 8 oros y 14 metales en total, las mismas que en las 7 olimpiadas anteriores (1920-1952). El programa olímpico en su máximo apogeo en 1956. Aunque dominaron en chicos y chicas, un nombre destaca sobre el resto, Murray Rose, 3 oros para el nadador australiano. EEUU y Japón les siguieron de lejos en el medallero.


 Los siguientes años 1956 - 1972 las aguas se mantienen en su cauce: americanos, australianos y la emergente URSS, alternando con la Alemania comunista, dominan las medallas, con la incombustible Dawn Fraser acumulando oros (4, y 8 medallas en total) en 3 olimpiadas consecutivas. Además la australiana fue la primera mujer en bajar de 1 min. en los 100 m, récord que mantuvo 8 años. Los americanos copan los podios entre 1964-1968 y solo Australia les hace sombra.  En esos años destaca el americano Don Schollander con 4 oros en 1964, de la mano de George Haines, uno de los artífices del dominio americano en ese periodo. Aunque en 1968 consiguen 52 medallas y en 1972 “solo” 43, en Munich los americanos demuestran su poderío con los 7 oros de Mark Spitz. Ese año también destaca la Alemania comunista, aunque lejos de los americanos. Spitz es el primer hombre en superar las gestas de Tarzán ¿Cómo puede un mismo nadador acumular semejante dominio del medio acuático tanto en estilo libre como en mariposa? Y con tanta competencia, sus propios compañeros, los aussies, los alemanes y los japos que habían demostrado una gran sabiduría sobre las técnicas de la natación durante décadas. Pero no es todo mérito de Spitz, que en 1968 con 18 añitos, una buena edad para la natación, se quedó con solo dos oros. Quizás no era tan bueno, o quizás sí, al año siguiente “el tiburón” decide buscar la sabiduría de un gurú de la Universidad de Indiana, James Counsilman, el padre de la natación moderna, y entrenador del equipo americano en 1964 y 1976. En 4 años Spitz pulveriza todos los récords y arrasa en Munich con 7 oros ¿El secreto? Counsilman y Haines.


 Pero Spitz no es el único héroe de 1972, una chica, australiana, se lleva 5 medallas en esos JJOO y 3 récords del mundo en 100, 200 y 1500 m estilo libre. Shane Gould, que fue, vio y venció, para nunca volver a nadar, con 17 añitos. Además el alemán del Este Roland Matthes consiguió 4 oros en espalda entre 1968-1972, hasta 9 veces superó sus propios récords en 200 m. espalda en esos años. Y después de Spitz, de los chicos americanos y de las chicas de Alemania del Este en Montreal 1976, nos encontramos en Moscu 1980 y el boicot USA, resultado: dominio de Alemania del Este y la URSS. 52 medallas de 80 posibles. Lo curioso es que Alemania del Este solo destacó en chicas otra vez, dejando a los soviéticos el dominio masculino. El ruso Vladimir Salnikov se marcó un récord de 1.500 que duró 8 años y se convirtió en el primer hombre en bajar de 15 min., y de 8 min. en 800m. Tremendo lo del ruso que conseguía en 1980 nadar mas rápido el 1.500m que los anteriores recordman de 800m. Y en Los Angeles 84 al revés: dominio USA sin los comunistas por allí, con Japón desaparecida del medallero por enésima vez, desde 1964 solo 4 preseas. Aquellos maravillosos nadadores de los 40 ya no saben nadar y el país nipón pierde todas las batallas acuáticas desde Pearl Harbour. Ninguna medalla en 12 años. A pesar de los múltiples oros de Rowdy Gaines y Rick Carey con el equipo de relevos USA, la gran estrella del momento fue el alemán del oeste Michael Gross, “el Albatros”, dos oros y varios récords para el único hombre capaz de hacer sombra a la maquinaria americana de talentos acuáticos. Y sin las alemanas comunistas, el domino americano en la piscina femenina fue brutal, 20 medallas de 40 posibles con dobletes en las disciplinas más destacas (estilo libre y mariposa), solo las alemanas en 1980, sin las americanas, mostraron una superioridad parecida en la historia de unos JJOO. 


Llegamos al Seúl 1988, y los USA pierden su hegemonía arrollados por la Alemania del Este.  Era la primera vez en 30 años (quitando en 1980 por el boicot) que los USA no encabezaban el medallero. Pero nuevamente, solo en chicas, porque en chicos los USA siguen siendo los mejores, aunque esta vez superados por algunos sorprendentes húngaros (József Szabó y Tamás Darnyi), uno de Surinam (Anthony Nesty), el primer oro negro en la piscina, y un japonés (Daichi Suzuki). A pesar de ellos el gran Matt Biondi se llevó 7 medallas, 5 de oro, y 4 años después, en Barcelona cerró su medallero con otros 2 oros, para un total de 11 medallas (8 oros, 2 platas y 1 bronce). El primer gran nadador en conseguir metales en 3 olimpiadas. Es 1992 y parece que la longevidad de la natación cambia. Antes de 1990, con 24 años uno era viejo para la natación, solo Salnikov tiene un oro con más edad, en 1.500, Weismuller, Miyazaki, Matthes, Gross, y Spitz ganaron sus medallas antes, pero eso cambió con Biondi. Era el año 1992. En chicas la dominadora fue Kristin Otto, con seis oros. Alemana y del Este, por último año, luego vino la reunificación y se acabó la habilidad nadadora de las germanas. Aunque el dominio de las germanas fue bestial, alguna americana consiguió superarlas, Janet Evans arrasaba en las medias distancias. Tres oros en 400 y 800 m, casi nada teniendo en cuenta que las que llegaron detrás de ella, a más de 2 segundos, eran alemanas del Este.

El siguiente nombre de la historia de la natación no es americano, es ruso, Alexander Popov, que en Barcelona 1992 acaba con la hegemonía USA en la piscina masculina. Popov y su compatriota Yevgeny Sadovyi coparon las principales pruebas de estilo libre, incluidos los relevos 4x 200m, los USA se tenían que conformar con las medallas en otros estilos y con las obtenidas por las chicas, que con la desaparición de la Alemania comunista volvían a destacar en la piscina olímpica. Aunque ahí estuvieron las chinas, plantando cara y otras naciones emergentes como Hungría que se aupaba al 3º puesto en el medallero, repitiendo el éxito de Seúl 1988. Sorprende que las chicas que habían dominado la natación durante décadas desaparecieran al caer el muro. En Atlanta 1996 se repite la historia, con Popov como rey de las pruebas reinas y pocos cambios en las demás pruebas, salvo la aparición de Gary Hall Jr., el nadador americano que entre 1996-2004 conseguirá 10 medallas, 5 de ellas de oro, y que en 1996 fue el único en hacer sombra a Popov. El secreto de Popov, a parte de su excelente técnica, fue Gennadi Touretski, el entrenador ruso que en 1992 marchó junto con Popov a entrenar en Camberra (Australia). Ese año una americana, Amy Van Dyke, domina la piscina femenina, con las alemanas unificadas detrás de ella. Las americanas, como no, y la irlandesa Michelle Smith fueron las absolutas dominadoras.

 En Sydney 2000 todo cambia, los rusos se hunden en la piscina olímpica y emerge nuevamente la natación australiana. Ya lo hicieron en los otros JJOO celebrados en las antípodas en 1956. Más de 30 años después los aussies redescubren la natación de la mano de Touretski, el entrenador ruso del equipo australiano en las olimpiadas triatléticas. Ian Thorpe es la gran estrella, con 5 medallas, seguido de su compatriota Michael Klim con 4 medallas, pero no fueron los únicos, dos holandeses eclipsaron la proeza de Thorpe, quien solo consiguió un oro individual. Pieter van den Hoogenband y su paisana Inge de Bruijn con dos oros cada uno ponen a Holanda tercera en el medallero, algo inédito para un país que vive bajo el agua y que llevaba muchos años sin conseguir un oro olímpico en natación. 4 en un año, éxito holandés en el país de los canguros. Pero si Australia tenía a su gurú ruso, los holandeses tenían a dos gurús, Jacco Verhaeren  y  Paul Bergen. Este último es otro ejemplo de cómo el deporte de elite da cabida a todo tipo de psicópatas y degenerados sexuales de cualquier nacionalidad y ahí siguen, amasando récords y dinero. Pero no son esos dos el secreto de los éxitos holandeses de 2000, hay un hombre por encima de ellos que es el gurú médico de muchos de los éxitos holandeses desde 1980: Cees-Rein van den Hoogenband, el papá de Pieter.  El doctor Cees-Rein es una de las biblias andantes del deporte de los años 90. Es el año 2000, y ya sabemos lo que eso significa: la ciencia médica al servicio del deporte. Y por supuesto el Dr. Cees-Rein repite en Atenas 2004: esta vez los USA son primeros, pero Australia, Holanda y Japón copan el medallero. Ni rastro de China, Rusia o las Alemanias unificadas. Gary Hall Jr., Ian Thorpe, Pieter van den Hoogenband y Kosuke Kitajima se reparten medallas en hombres, el aussie Gren Hackett mantiene su dominio en los 1.500 m y la holandesa Inge de Bruijn repite los éxitos del 2000, con 31 añitos, una jovenzuela nadadora. Pero ese año emerge de la piscina olímpica un hombre que ha cambiado la natación tal como se la conocía hasta el 2004: Michael Phelps. 6 medallas de oro para el americano que nada a mariposa pero domina los 4 estilos. Con 19 añitos, en 2004 asombra al mundo, hoy con 31 nos asusta. El campeón más longevo de la natación, 4 olimpiadas ganando oros, 12 años de récords, incluso en estilo libre. 23 medallas de oro en Olimpiadas. Alguien de otro planeta.
 Y del planeta europeo pasamos al planeta chino: Beijing 2008. Y allí el extraterrestre Phelps se convirtió en leyenda del deporte: 8 medallas de oro, con récords del mundo incluidos. Nadie en la historia del deporte ha conseguido nada igual en los JJOO. Los chinos, todos juntos, solo consiguieron 6 preseas, menos que los oros de Phelps. La proeza de Phelps eclipsó los éxitos del brasileño Cesar Cielo, de los franceses Alain Bernard y Amaury Leveaux, del japo Kosuke Kitajima, del tunecino Ossama Mellouli y de su compatriota americano Aaron Peirsol, quien con 5 oros supera al alemán Roland Matthes y mantiene todavía hoy sus récords en estilo espalda. En chicas, sin embargo, se reparten las medallas, entre la alemana Britta Steffen, la británica Rebecca Adlington, la Australiana Stephanie Rice y otras, junto a los equipos de Holanda y Australia. Las americanas rindieron otra vez muy por debajo de los años dorados de Los Angeles 1984. En Londres 2012 la historia cambia y Phelps, supuestamente en decadencia, “sólo” consigue 4 oros, con el super equipo francés quitándoles el quinto en los relevos 4x100. Florent Manadou y Yanick Angel encumbran a la France al 3º puesto del medallero, por detrás de los USA y de China, que vuelve a los más alto gracias a un nuevo Mandarín: Sun Yang. El gigante chino pulveriza el record de 1.500m, vigente desde 1992, con un estilo basado en el Total Immersion, con una economía de patada incomparable de una patada por brazada, y unos 100 m finales portentosos, en los que sacó 4 sg. más a los 5 sg. que llevaba en el 1.400 a sus seguidores. Y en la piscina femenina, las americanas, las holandesas y las australianas, seguidas de las chinas se reparten las medallas, bajo la atenta mirada de la española Mireia Belmonte. La segunda española en lograr medalla en la natación, la primera fue la rusa Nina Zhivanevskaya. En Rio 2016 se esperaba un cambio de régimen, pero no, Phelps refuerza su trono con 5 oros más y Sun Yang, 4 años más viejo, gana velocidad y pierde resistencia. En chicas el dominio de las USA es brutal, con Katie Ledecky a la cabeza y con Mireia entrando en la leyenda al ser oro en mariposa. Holanda se tiene que conformar con los 2 oros de aguas abiertas y Australia con los relevos femeninos, y Japón se mantiene entre las primeras del medallero, con China bajando posiciones y Rusia fuera de juego por el informe McLaren. Antes de ir con los récords, analizemos el Phenomeno Phelps. Se podría decir que es un nadador de mariposa, pero no, Phelps es una máquina acuática. En 400m estilos está imbatido, todo oros y en 4x100 también. Domina todos los estilos como nunca nadie lo ha hecho, pero no por su técnica, no, es por su físico, por eso es el mejor en mariposa, el estilo que precisa más potencia. Eso le ayuda a compensar sus carencias técnicas en crawl, espalda y braza. Nadie le ha hecho sombra desde 2004, 12 años de dominio acuático sobre nadadores más jóvenes y sobre todos los estilos. Algo que dice mucho del estado de la natación actual: domina lo físico. Y eso marca la diferencia. Que nadie nos cuente historias de hidrodinámica (bañadores) o técnica (la cabeza baja o la manita): el dominio acuático se consigue con horas en el agua. Y eso precisa de mucha resistencia física, adquirida desde joven. Eso queda evidenciado con la longevidad de Phelps, si fuera un asunto técnico los jóvenes le habrían superado, pero no, ahí sigue, ganando flexibilidad, resistencia y adaptación al agua con los años. Ni Tarzán nadaba tanto, y eso que le perseguían los cocodrilos.
 Una vez estudiado el medallero olímpico, vamos con los récords. Actualmente los USA, China, Alemania, Brasil y Japón dominan el listado de los récords en hombres. En chicas hay más variedad pero las USA son también las primeras. Sin embargo lo realmente interesante es la evolución histórica de los récords. En 100 m estilo libre se muestra una clara evolución del récord en los 70s y por diferentes nadadores. Si observamos lo que pasaba antes, vemos que el récord de Tarzán de 1924 estuvo vigente 10 años, prueba evidente de que la aptitud de Johnny para natación era extraordinaria. El siguiente recordman fue el también americano Peter Fick, cuyos récords duraron 8 años. Entre 1944 y 1948 el americano Allan Ford y el francés Alan Navy se alternan en el récord, pero nuevamente la marca de Ford se mantiene por 8 años hasta que en Melbourne 1956 los aussies machacan las marcas americanas, Jon Henricks y John Devitt son los autores de la gesta. Devitt es el primer hombre en bajar de los 55s en finales. Pero algo pasa a partir de ese año, algún cambio radical en la natación olímpica. Alguna mejora técnica: el estilo, el bañador, el entrenamiento o lo que se les ocurra. Si antes de 1956 los récords duraban casi 2 períodos olímpicos (unos ocho años), ahora se baten récords año a año, y así observamos que entre 1957 y 1967 hasta 5 nadadores bajan la marca de Devitt, 2 segundos más rápidos en 10 años, 52.6s. Pero lo sorprendente es lo de los 10 años siguientes, entre 1967 y 1976 hasta 11 veces se mejora la marca de los 100 m. En 20 años estamos en 49.44s y los récords de Spitz en 1972 son historia. En 1976 el americano Jim Montgomery y el sudafricano Jonti Skinner nadan 2 sg. más rápido que Spitz (51.22s), el hombre récord de 1972. Y de repente, volvemos a los años 50, un parón de 5 años sin record, que podrían contarse como 9, hasta Matt Biondi. El prodigioso nadador americano baja de 49s en 1985 y en 3 años deja el record en 48.42s. Otra marca que hace que la natación se estanque durante 6 años hasta que el ruso Popov consigue en 1994 bajar a 48.21s. Y otros 6 años para ver otro récord, en Sydney 2000, el aussie Mikel Klim y el holandés Pieter van den Hoogenband superan la marca de Popov. Parece que estos dos extraordinarios nadadores darán un impulso en las marcas de natación, pero no. No vuelven a nadar como en Sydney, y tenemos que esperar otros ocho años hasta que el francés Alain Bernard consigue superar la marca de Pieter, entre él y el aussie Eamon Sullivan hasta 5 veces en el mismo año, y en 2009 el último recordman de la natación es el brasileño Cesar Cielo con 46.91s, un producto del programa olímpico de Brasil para Rio 2016, donde hizo aguas y nadó mucho mas despacio 48.97s, tras 7 años de no acercarse ni por asomo a su magnífica marca, ni él, ni nadie. En el resto de pruebas, masculinas y femeninas, la tendencia es la misma: horizontalidad hasta 1956, tremento salto entre 1956-1976, estancamiento hasta 1990, un pequeño salto hasta 2000, y una línea ligeramente inclinada hasta hoy.

 En el caso del 1.500 la tendencia es más clara, sobre todo en las chicas, y podemos observar como entre 1956 y 1976 las marcas mejoran año a año, dejando en 1976 un récord 5 minutos por debajo de los 21 minutos de 1956, más rápido que los 18 min del récord masculino en 1956 ¿Qué pasó entre 1956-1976 en la natación? ¿Por qué las chicas de 1976 nadan más rápido que los hombres de 1956? ¿Hay una raza alemana de la natación? ¿Los cereales Kellogs americanos han mejorado la especie? Preguntas con difícil respuesta ¿O no? En los hombres el récord del sueco  Ane Borg (1927) tarda 11 años en batirse, por los japos. Luego vino la guerra y entre 1949 y 1956 ningún récord. En 1956 empiezan a caer los tiempos del 1.500m, varias veces al año. En 1976 y 25 records después estamos nadando en 15:02, 3 minutos por debajo de 1956. Entre 1981 y 1983 el ruso Vladimir Salnikov deja el record en 14:54. Y otro parón, ocho años y en 1991 -1994 el alemán Jorg Hoffmann y el aussie Kieren Perkins dejan la plusmarca en 14:41. En 2001 el aussie Grant Hackett y 10 años después Sun Yang (14:31) y ahora llevamos 6 años sin que nadie baje esos tiempos. Veremos cuanto dura esto.

CICLISMO:
La historia del ciclismo se puede ver desde dos puntos de vista, el primero es el del ciclismo en ruta, el segundo es el del ciclismo olímpico en pista. Pero la principal diferencia entre ambos no es el lugar donde se desarrolla la competición sino el patrocinio. El ciclismo en ruta ha sido desde después de la II Guerra Mundial el escaparate de importantes marcas comerciales, desde Ford, Bic, Faema  o Kas pasando por los años de los bancos Banesto, Rabobank o de las teles y telecos Motorola, Telekom, Discovery Channel, Euskatel y ahora Sky y Movistar. Eso ha hecho del ciclismo un centro de ensayos perfecto para experimentar en el rendimiento humano. La vertiente de pista tiene su centro de operaciones en los JJOO y el dinero viene, al igual que la natación, de los Estados: Programas Olímpicos por doquier.

 La historia del ciclismo de ruta es muy sencilla: el Tour de Francia. Antes de 1940 el ciclismo era coto cerrado de franceses y belgas. Pero en 1949 surge la figura de un ciclista italiano, probablemente el mejor de la historia: Fausto Coppi. Ganador de varios Giros de Italia antes de la Guerra, su carrera se ve truncada por la maldita II Guerra Mundial y después de ésta solo puede ganar 2 Tours: 1949 y 1952. Pero sus 5 Giros y su dominio en todas las pruebas que disputó, hacen de Coppi el ciclista perfecto. Escalador, rodador y valiente. Su rivalidad con Gino Bartali rebasó las fronteras del deporte y su récord de la hora fue el primero de un ganador del Tour desde Petit Breton: 45’871 km. Un récord de un hombre de ruta que tardó 8 años en ser batido. El honor fue para Jacques Anquetil, Monsieur crono, 46’159 km en 1956. Entre medias Louison Bobet y los escaladores Gaul, Bahamontes y Nencini, hacían del ciclismo un deporte épico, donde los rodadores pasaban a un segundo plano y eran los grandes puertos y las cabalgatas de los reyes de las cumbres los que deleitaban a los aficionados. Pero un maduro Anquetil pudo con ellos. Tras una primera victoria en 1957 con 23 años, demostrando la clase que atesoraba, el rey del crono tardó 4 años en volver a lo más alto de Paris, de donde no se bajó hasta 4 años después. Había descubierto el secreto del rendimiento: 1961-1964. Anquetil fue el primer pentacampeon del Tour, hasta entonces las tres victorias de Bobet y Thys eran el límite que un ciclista había sido capaz de alcanzar en la mejor prueba del mundo. En el Giro, Coppi y Binda atesoraban 5 victorias cada uno, un límite que se antojaba infranqueable. Lo curioso de Anquetil es que era un gran rodador, lo curioso es que no subía demasiado bien, lo curioso es que los grandes escaladores le derrotaron entre 1958-1960, lo curioso es que en 1964, con 30 años, subía mejor que con 24 años. Pero la era Anquetil acabó en 1965. Por aquel entonces el récord de la hora estaba ya en los 47,356 km de Roger Riviere, un magnífico pistard que no pudo participar en ninguna olimpiada por una caída en el Tour. En 3 años el francés pulverizó varios records de pista y ganó varias medallas en campeonatos del mundo.


 Pero volvamos al Tour, sin Anquetil en liza, el francés más querido, Pou-Pou se perfilaba como el gran favorito. Pero el Tour fue para el novato Felice Gimondi.  Durante 4 ediciones se alternan los ganadores, nadie coje el relevo de Anquetil, y Poulidor pasa por un bache que hace pensar en su retirada. En 1969 Pou-Pou reaparece en el podio de Paris, pero le supera un neófito belga llamado Eddy Merckx, el Caníbal. Durante los siguientes seis años el belga ganará todo lo que disputa: 5 Tours, 5 Giros, 1 Vuelta e innumerables clásicas de gran prestigio, incluyendo 3 campeonatos del mundo. Merckx domina en todos los terrenos, contrarreloj, montaña y la pista. Dejándonos en 1972 un récord de la hora que perduró 12 años: 49,431 km. Aunque en realidad habría que decir 28 años, pues no fue hasta el año 2000 cuando Boardman superó su récord con una bici similar. El reinado de Merckx eclipsó a otros grandes ciclistas de su época como Ocaña, Gimondi, Zoetemelk, Van Impe o Thevenet, que tuvieron que ver como el belga les machacaba en todas las pruebas y les dejaba a las puertas del triunfo. Sin Merckx en liza todos fueron ganadores del Tour y otras pruebas de gran prestigio. Pero Merckx era humano, en 1975 Bernard Thevenet le ganó en el Tour por apenas 2 min., fue el fin del belga. No volvió a los podios. Tenía 30 años y a pesar de haber sido imbatible durante 6 años, los jóvenes le superaron. Aunque Pou-Pou con 40 años seguía subiéndose al podio del Tour, Eddy era víctima de la edad y de su ambicion. Los años de exhibiciones le pasaron factura.
 ¿Y después de Merckx? Pues los siguientes años fueron aprovechados por Thevenet y Van Impe para ganar el Tour. Pero poco les duró la alegría porque en 1978 el Caiman sucede al Caníbal. El francés Bernard Hinault instaura un nuevo reinado, sin el ansia de Merckx, pero con la misma autoridad. Hinault no era un gran ciclista, pero era una roca, dentro y fuera de la carretera. Todo carácter. Nunca intentó el record de la hora, pero sus 5 Tours, 3 Giros y 2 Vueltas, además de numerosas clásicas demuestran su categoría. En 1980, lesionado, no corrió el Tour, y en 1983 tampoco. Y ese año su delfín Laurent Fignon tomó el testigo. Pero aunque parezca un cambio de ciclo, la victoria de Fignon era la victoria del mismo método: el de Cyrille Guimard, el gurú francés de los 1970s/1980s. Después de Johan Bruyneel es el que mas Tour de Francia tiene en su palmarés junto a Lance Armstrong, siete. Los consiguió con Van Impe, Hinault y Fignon. Y podían ser más si las rodillas de Hinault y Fignon hubieran aguantado, o si Lemond hubiera seguido con él. Después están Jose Miguel Echavarri con seis y Raphael Geminiani con cuatro. Pero en 1985 una lesión en la rodilla (la misma lesión que solía frenar a Hinault) corta la fulgurante trayectoria de Fignon y Bernard Hinault completa la quinta victoria que le equipara a Anquetil y Merckx. El reinado de Hinault acaba y aparece en escena un americano: Greg Lemond. En 1986, el descubrimiento de Guimard cambia de equipo y como delfín de Hinault se impone en un Tour en el que tuvo que luchar contra su propio equipo. Pero Lemond ese año era invencible y el Tejón tuvo que moderar su insoportable carácter. La calidad de Lemond y su equipo hacen pensar en un nuevo reinado pero un desgraciado accidente de caza le retira del ciclismo por unos años. Años que son aprovechados por Stephen Roche, el irlandés del Carrera, y Pedro Delgado, el escalador de los navarros del Reynolds, para apuntarse el Tour en sus palmares. Mientras, Fignon se recupera de su lesión y Lemond de su accidente, y se presentan en el Tour de Francia de 1989 como los principales rivales de Delgado. Entre los 3 nos brindaron uno de los Tours más emocionantes que se recuerdan. El parisino de Guimard, el americano de Eddie Borysewicz y el español de Pascua Piqueras. Faltaba el irlandés de Conconi, pero este ya había cambiado de gurú en 1988 y nunca más se supo de él hasta 1992, cuando volvió con el Carrera.

 El americano Lemond domina el Tour por dos años más hasta que en 1991 se consagra un ciclista que marca un antes y un después en la historia del ciclismo. Antes de 1991 los grandes campeones del Tour eran ciclistas que desde jóvenes, 23-24 años como mucho habían demostrado su clase en la prueba francesa. Luego, con los años, iban puliendo errores y se convertían, por su carácter y ambición en pentacampeones del Tour de Francia. Coppi, Anquetil, Merckx, Hinault, Fignon y Lemond cumplían esos requisitos, pero Miguel Indurain no era así. Con 25 años no era capaz de subir los puertos con los primeros, con 27 se escapaba con Chiapucci bajando el Tourmalet y dominaría la montaña del Tour durante los siguientes 5 años. Sin descanso. El italiano que le acompañaba ese día era cliente del Dr. Conconi, Indurain también, aunque era Sabino Padilla quien le aplicaba las medicinas. Durante 5 años el navarro dominó la contrarreloj y controló las cumbres, incluso en 1995 metía 2 minutos en la Plagne al mejor escalador de los 90, otro cliente de Conconi. Con Indurain el ciclismo pasó de ser un deporte a una ciencia médica: ganaban los porcentajes, no las piernas. Y cuando los clientes del alumno de Conconi superaron el 56%, Indurain dobló la espalda. Un danés y un alemán, dos naciones sin ninguna tradición en el Tour fueron los sucesores de Indurain, los dos del mismo equipo. Y dos años después de la victoria de Mr 60, Pantani ganaba un Tour de escándalos y en 1999 empezó un vacío de 7 años en los que no hay ganador, ni 2º, ni 3º, ni … El siguiente campeón lo fue tras la descalificación de Floyd Landis, y después llegó Carlos Sastre, Alberto Contador y luego Andy Schleck que desapareció al año siguiente, y luego el pistard británico y ahora tenemos que ver otra vez como un corredor que con 25 años no conseguía meterse entre los 50 primeros sube los puertos a 6w/kg y mueve en contrarreloj casi mas vatios que Tony Martin. El ciclismo no esconde nada y a Chris Froome le tiran orín a la cara en los puertos del Tour. Un espectáculo lamentable en el que el abuelo Valverde gana a ciclistas 10 años más jóvenes: tres generaciones de ciclistas enterradas en sangre.

 ¿Y los récords? Pues 12 años después de Merckx, en 1984, otro cliente de Conconi superaba los 50 km/h, él y las ruedas lenticulares. Nueve años después un escocés pulveriza el récord del método Conconi con una bici construida con piezas de una lavadora y una postura que Francesco Moser no fue capaz de aguantar. El pistard británico Chris Boardman incorpora el manillar de triatleta y la marca de Merckx es historia. En 1993 es otra vez Conconi el que supera los 53 km/h, de la mano del campeón navarro, pero la alegría le dura unos meses, y un discípulo de Conconi supera al maestro y Rominger marca 55 km/h. En 1996 Boardamn deja el record en 56 km/h con una posición de superhéroe. Y poco después la UCI deslegitima los récords obtenidos entre 1984-1996 por “razones médicas”, aunque dijeron que era por las bicis. En el 2000 Boardman supera por unos metros la marca del belga Merckx y se demuestra que ningún humano puede rodar a más de 50 km/h con bicis clásicas. La presión comercial de las bicis de triatlón obliga a volver a legitimar el récord con cabras y ahora el récord lo tiene un Sir británico adicto a los TUEs: Sir Bradley Wiggins. El pistard que sube los puertos del Tour como los escaladores.
 Otro aspecto interesante de la historia del ciclismo de ruta es la velocidad del ganador del Tour de Francia. Al contrario de los tiempos de natación estas no son solo velocidades máximas, de un solo hombre, si no que son representativas de todo el pelotón.  Mirando la gráfica se puede ver un aumento continuo y significativo de la velocidad entre 1930 y 1960. Entre 1958 y 1966 las velocidades se mantienen por encima de los 35 km/h, la forma en pico de sierra muestra que unos años eran mas rápidos que otros, pero en realidad hay una meseta esos años. El año más rápido fue en 1962 cuando Jacques Anquetil marcó 37.322 km/h, en su lucha contra Poulidor y Bahamontes. Un motivo de esas velocidades tan altas esos años puede ser el que la distancia bajó de 4.665 km en 1957 a menos de 4.200 km durante varios de esos años. Pero eso no encaja con el descenso de la velocidad entre 1967 y prácticamente 1988. Durante ese periodo la distancia bajó de 4000 km en muchos años y sin embargo las velocidades eran similares a las de los 60s. Solo en años puntuales, Eddy Merckx en 1971 y Bernard Hinault en 1981 y 1982 se superó la velocidad de “Monsieur Crono” de 1962. 20 años después, el rendimiento era el mismo o menor, pues el recorrido era un 10% mas corto: 4.274 km en 1962 por los 3.512 km en 1982. En 1971 y 1981 las distancias fueron 3.608 y 3.757 km respectivamente, explicando las velocidades de 38 km/h de esos años. Y qué pasa en 1988, pues que el recorrido se reduce a 3.286 km durante 2 años, dejando la edición de Pedro Delgado como la más rápida de la historia. Hasta que en 1992, con 3.914 km Miguel Indurain supera los 39 km/h. Fue un año con poca montaña pero desde 1992 las velocidades aumentaron sin descanso hasta que Lance Armstron en 2006 estableció la mejor marca actual: 41’654 km/h. Desde entonces otra meseta en los 40 km/h. Entre 1988 y el 2000 las bicis mejoraron: pedales, ruedas de perfil, acople contrarreloj, ruedas lenticulares, cascos aero, etc. Pero desde 2010 hasta hoy tambien: perfiles de los cuadros, perfil de ruedas aero, material de los maillots, etc. Y durante estos años las velocidades se han mantenido iguales que entre 1998-2004, y eso que los recorridos son más cortos. Tras este análisis queda claro que es difícil explicar la velocidad de los ciclistas del Tour, su rendimiento, a través de la cantidad de kms recorridos o de los avances tecnológicos, solo nos queda la explicación de la dureza o de las tácticas de carrera, incluida la rivalidad. La hipótesis de la dureza del recorrido explica los dientes de sierra pero no la tendencia, unos años son duros, otros no, por igual a lo largo de la historia. Las tácticas de carrera o la rivalidad (p.ej. Anquetil y Poulidor, Merckx y Ocaña, Fignon e Hinault, Lemond y Fignon, Armstrong y Ullrich) tampoco, explican las puntas pero no las tendencias. Por tanto habrá que pensar en otra explicación lógica y razonable que explique por qué la media de las velocidades aumentaron hasta 1966, se estancaron o bajaron durante 20 años, 1966-1988, luego subieron entre 1988-2005 y han vuelto a estancarse o bajar desde entonces.   
 Y en la pista olímpica nuestra historia empieza en 1936. Hasta ese año los dominadores del ciclismo de pista habían sido los mismos países que dominaban el ciclismo de ruta: Francia, Italia, Holanda, Bélgica, etc, que rompieron la exclusividad de Gran Bretaña durante las primeras olimpiadas y que en ocasiones se veían superados por ciclistas relevantes de países como Suiza, Dinamarca o Suecia. Pero en los JJOO nazis la Alemania Aria se convirtió en la gran sorpresa con 2 oros y el segundo lugar en el medallero. Algo que por supuesto no tuvo continuidad después de la guerra, volviéndose al dominio francés en 1948. En 1952 Italia es la dominadora con una emergente Australia en segunda posición. En Melbourne 1956 Italia y Francia superan a una todavía notable selección Aussie. Pero en 1960 algo cambia, y aunque los italianos mantienen una superioridad inalcanzable, las naciones comunistas URSS y Alemania del Este sobrepasan a las selecciones tradicionales. El dominio italiano, alternado con el francés, se mantiene hasta que en 1972 la URSS supera en oros a las demás naciones, destacando las dos Alemanias sobre todas las demás. En 1976 estas 3 naciones copan los 3 primeros puestos del medallero. Y en 1980, el año del boicot occidental, la historia se repite. Dominio absoluto de la URSS desde 1972. Unos soviéticos que no participaban en el Tour aunque durante esos años mandaron a su selección a competir en numerosas pruebas europeas, con buenos resultados. Cuando cayó el muro los rusos demostraron su calidad en las carreras de Europa, aunque todavía no han ganado ningún Tour. Solo Menchov se ha acercado al podio. Y 4 años después, en Los Angeles 1984, sin los rusos por allí todo el mundo esperaba un éxito de Francia o Italia, pero no, una nación dio la campanada en un terreno que no era el suyo: U.S.A. Cuatro oros para los americanos, los mismos que todos los demás juntos. En los 80 años anteriores no habían ganado ninguna prueba, solo 2 bronces en su medallero. En los Angeles, 4 oros y 9 medallas en total. Ese dominio se traduce al Tour, donde en 1986 Lemond se convierte en el primer ganador americano en París, y hacía presagiar que en Seúl 1988 la rivalidad USA-URSS sería el centro de atención del ciclismo olímpico, pero no fue así. La URSS no tuvo rival y los USA se llevaron un mísero bronce. La Alemania comunista sería segunda en el medallero y los USA ya no andaban tanto como en Los Angeles. En Barcelona 1992, con la unión de las alemanias, a los germanos no les fue difícil copar el medallero y dejar a las demás naciones las migajas. Sin embargo, en 1996 Alemania prácticamente desaparece del medallero, que es dominado por Francia e Italia. Curioso que 2 años antes de la Operación Festina sean los franceses los amos de la pista olímpica, otra vez. Y en el 2000 también, pero esta vez seguidos por Alemania y Holanda. Sorprendentemente Australia se queda con solo un oro en “su olimpiada”. Algo que arreglarían en Atenas al conseguir el primer puesto con 6 oros, seguidos por Rusia y el TeamGB. Los rusos reaparecen en la escena ciclista con 3 oros tras 12 años de fracasos. Fracasos que en España fueron éxitos, numerosas medallas entre 1992 y 2008 con Moreno y Llaneras además de las conseguidas en la ruta por Induráin, Olano y Samu. Y llegamos en 2008 a otro momentazo olímpico, una sorpresa mayúscula. Cuatro años antes de sus olimpiadas, los del TeamGB arrasan en el medallero, 8 oros y un dominio incontestable. Son los años de Chris Hoy, Jason Kenny, Bradley Wiggins y un largo etcétera de corredores británicos que dominan tras casi un siglo después el medallero del ciclismo olímpico. No solo eso, en el Tour son los años de Sir Bradley Wiggins y del nuevo fenómeno Crhis Froome. Todo gracias a dos pájaros de cuidado: Dave Brailsford y Shane Sutton. Al TeamGB  de 1988 le sigue en el medallero la France y España, con 2 oros. Pero Seul es solo el principio, en Londres 2012 y Rio 2016 la historia se repite y los 8 y 6 oros del TeamGB dejan a las demás naciones con pocas opciones. El “fenómeno” ingles deja a Hoy, Kenny y Wiggins con 6 y 5 oros respectivamente. Son los tres ciclistas olímpicos con más oros de la historia, los tres ingleses, los tres de la misma generación, los tres dominando 3 ciclos olímpicos. Algo que nunca antes se había logrado. Mientras los corruptos rusos se quedaban todos juntos con 8 bronces y 2 platas. Así esta el patio. Junto a esos tres fenómenos tenemos a las chicas, la holandesa Leontiel Van Moorsel con 4 oros y la aussie Anna Meares con 2 oros separados 12 años (2004-2016). El resto de ciclistas olímpicos muy lejos de los british y de la Moorsel.

ATLETISMO:
La historia de la carrera a pie de largo aliento (maratón y 10.000 m) es muy larga, podemos remontarnos a la antigua grecia, o a los primeros JJOO de Atenas 1896, pero como en la natación empezaremos por el primer gran campeón del siglo XX: el finlandés Paavo Nurmi. Récord de medallas en atletismo en los JJOO, nueve oros entre 1920-1924, honor compartido con Bolt y Lewis por un atleta de largo aliento. Pero Nurmi tiene más medallas de plata que los velocistas. En los años que Nurmi arrasaba, destaca otro finés, Vilho "Ville" Ritola, que alterna medallas con Nurmi, aunque con peores marcas. Es sorprendente lo del rendimiento de los fineses en pruebas de largo aliento en los años 20. Como si tuvieran algún gen keniata o algo así. Mientras que en las pruebas cortas los americanos e ingleses eran los dominadores, en el 5.000 y el 10.000, los dos filandeses y un francés, Joseph Guillemont, se repartían los premios y alternaban récords. Otros finlandeses, Juho Pietari "Hannes" Kolehmainen y Oskar Albinus "Albin" Stenroos, ganaban el maratón en 1920 y 1924. Dominio absoluto del país escandinavo entre 1920-1936, en cinco mil, diez mil y maratón, dobletes y medallas en todas las pruebas. Nunca en la historia una nación ha dominado tanto en tantas pruebas, ni Kenya. Si a eso le sumamos que algún sueco se subía al podio con ellos, podemos hablar del gen escandinavo de la larga distancia. En Berlín 1936, los Juegos de la Alemania nazi y Jesse Owens, el dominio fue tal que hicieron triplete en los 10.000 metros lisos: Ilmari Salminen, Arvo Askola, y Volmari Iso-Hollo, que junto a Gunnar Höckert y Lauri Lehtinen se repartieron las medallas en el estadio olímpico. En maratón sin embargo, fueron los japos Son Kitei y Nan Shoryu los que demuestran que en Japón ademas de nadar también se corre.
 Y pasada la II Guerra Mundial volvemos a la pista olímpica con una sorpresa mayúscula: el gen finlandes se esfuma. Ya no corren, y su hueco es aprovechado por un checo, Emil Zatopek, para asombrar al mundo con su estilo y su poderío, las proezas de los finlandeses son historia y Zatopek se encarga de dejarlas en el olvido. El resto de medallas se las reparten Bélgica, Holanda y Francia, ademas de un sueco, el único superviviente de la genética escandinava para el largo aliento. En Helsinki 1952, la patria de los fineses, Zatopek gana los 3 oros que le otorgan el título de Rey delfondo. El francés Alain Mimoun se queda con las medallas de plata, y ni rastro de los finlandeses en el medallero. Las marcas de Zatopek marcan un antes y un después en Maratón y las pruebas de fondo, y se puede decir que es el primer gran fondista de la historia. En 1956, lesionado, deja el atletismo con 18 récords detras, para alegría de Mimoun y el ruso Vladimir Kuts que se quedan con sus medallas en los famosos JJOO de Melbourne. El ruso mejora las marcas de Zatopek (1954) solo dos años después (1956). Y 4 años después, en 1960, es otro ruso, Pyotr Bolotnikov, el que vuelve a superar el récord de 10.000 metros, ademas de llevarse el oro en Roma 1960. Pero el gran protagonista de esos JJOO no es el plusmarquista ruso, si no el etíope sin zapatillas, Abebe Bikila, que no solo gana el oro en maratón si no que marca un registro que se antojaba histórico, 2h15. Pero el récord de Bikila es superado hasta 4 veces en 3 años, hasta que en los JJOO de Tokio es el propio Bikila el que vuelve a ganar la medalla de oro y bajar el récord a 2h12, ahora sí con zapatillas Puma. Y en 5.000 y 10.000 las medallas van para dos americanos, ninguno de los dos volvió a hacer nada destacable después, ni lo habían hecho antes. Pero ahí está, doblete USA en una distancia que no era la suya, nunca antes habían conseguido un oro olímpico en esas distancias, tan solo una plata y un bronce en la historia del fondo americano. En Tokio 1964, 2 oros y un bronce con diferentes atletas, completamente desconocidos hasta ese día: Bob Schul, Billy Mills y Bill Delinger. 
 Y llegamos a Mexico 1968, el año de Bob Beamon, y de los keniatas. Naftali Temu es el primer oro olímpico del atletismo de fondo para Kenya. 3 medallas ese año para los corredores del Rift. Pero esos JJOO tuvieron otro protagonista, el tunecino Mohammed Gammoudi, oro en el 5.000 por delante de los keniatas, y bronce en el 10.000 detrás de Temu. Esa proeza junto a sus medallas de 1964 y 1972, convierten a Gammoudi en uno de los grandes corredores de fondo de la historia. Pero la genética keniata no parece tener continuidad y cuatro años después en Munich 1972 vuelven a sus orígenes, ninguna medalla. Y sus genes pasan a los fineses, bueno a uno solo: Lasse Virén. Lo de Virén es inigualable, 2 oros en 5.000 y 10.000 en Munich 1972 y otros dos en Montreal 1976. Solo Mo Farah ha demostrado semejante poderío en 2 olimpiadas seguidas. Una muestra de su superioridad se puede ver en la final de 5.000 metros de 1972: la carrera la lleva Steve Prefontaine, pero en la última vuelta Virén se pone en cabeza, Gammoudi y Prefontaine aguantan y a 250m Prefontaine ataca, Gammoudi se anticipa y coge la cabeza, pero ahí sigue Virén, marcándole para cambiar el ritmo otra vez a 150 m y ganar holgadamente. La genética finlandesa de vuelta 36 años después. Esos años también destaca el americano Steve Prefontaine, el primer patrocinio de NIKE, pero más por su carácter y su manera de correr que por sus logros, ninguna medalla y ningún récord para el americano que murió prematuramente por un accidente. En 1972 también tenemos a otro hombre de NIKE, el maratoniano americano Frank Shorter, en Alemania consigue el último oro USA en el fondo olímpico. Cuatro años despues de Shorter estamos ya en los Juegos de la Vergüenza, Moscú 1980, y sin los USA ni los keniatas allí, los fineses fueron los protagonistas, consiguiendo dos medallas con Kaarlo Maaninka, aunque los oros fueron para Etiopía, en las piernas de Miruts Yifter. Dos oros para el pequeño etíope, que contrastaba con la altura de Maaninka, dos genéticas muy diferentes, dos early factors dispares, pero mismos rendimientos. Y en la maratón doblete 1976-1980 para Waldemar Cierpinski, de la Alemania comunista, el único hombre junto con Bikila con dos oros olímpicos en maratón. Dos genéticas muy diferentes, dos early factors opuestos, pero mismos rendimientos. Era finales de los ochenta y Alemania del Este destaca en casi todo. Detrás de Cierpinski entra Shorter, que se queda con las ganas de ser él y no el Aleman el del doblete. Pero Shorter es por derecho propio el tercer mejor maratoniano de los JJOO: un oro y una plata. La genética americana de 1976, patrocinada por NIKE. A Shorter le entrebana desde sus años en Yale, Bob Giegengack, el mismo que entrenaba a Arthur Lydiard durante su estancia en la Universidad americana.

 Los Angeles 1984, sin rusos ni comunistas, y los fondistas de Kenya consiguen un mísero bronce. El inigualable Said Aouita es oro en 5.000 y el italiano Alberto Cova y el portugués Carlos Lopes en 10.000 y Maratón. Pero estos JJOO son importantes por las banderitas, la fecha es clave: 1984. Italia en 80 años de olimpiadas no tenía ningun oro en fondo, el primero en 1984, Portugal tampoco. Entre 1984-1992 los dos paises ganarían más medallas que en los 80 anteriores: Portugal con Antonio Leitao (cinco mil - 1984), Carlos Lopes (oros en diez mil - 1976 y maratón - 1984) y Rosa Mota (maratón -1984 y oro en maratón -1988), e Italia con Alberto Cova (oro en diez mil-1984), Gelindo Bordin (oro en maratón-1988), y Salvatore Antibo (diez mil-1988). Pero en 1984 hay otra banderita que destaca, la británica, bronce en maratón, plata en diez mil y plata en tres mil femenino, que se suman a las medallas de 1976 y 1972, son los años del dominio casi absoluto de Coe, Cram y Ovett en el medio fondo, y que acaba en Los Angeles 1984. Y finalmente tenemos la bandera USA, casi inexistente entre 1930-1960, ese año, en casa, vuelve a desaparecer. Ninguna medalla en el atletismo de fondo masculino, pero el oro en maratón femenino. Una bandera americana que no había faltado entre 1964-1976: Frank Shorter (maratón – 1972 y 1976)  y las de Billy Mills, Bob Schul y Bill Dellinger (1964), y que junto a la británica desaparece ese año por dos décadas, despues de varios años de récords, muchos récords, de ambos paises en cinco mil, diez mil y maratón (1963, 1964, 1970, 1973, 1974, 1982 y 1984).
De los EEUU nos vamos a Seúl 1988, donde por fin la genética keniata empieza a mostrar su superioridad, con cuatro oros en total, incluyendo el oro de John Ngugi en 5.000, una plata en maratón y un bronce en 10.000. La verdad es que no parece mucho dominio en el largo aliento, pero bueno, la realidad es que 1988 marca un punto de inflexión, y a partir de ese año los keniatas siempre tendrán una medalla en el fondo olímpico. Medallas que no solo tienen en común la bandera del corredor, las montañas del Rift, las condiciones de vida o la densidad ósea, también tienen en común los managers o gurús (coaches en ingles), los primeros fueron los británicos John Velzian, Brother Colm O’Connell y el alemán Walter Abmayr. Estos entrenaron a la mayoría de keniatas entre 1964-1988, con pocos resultados, a tenor de las medallas obtenidas en esos años (solo en 1968 destacaron) y de las marcas, solo un keniata entre las 20 mejores marcas de maratón en 1990. Pero eso cambio con la llegada de Gabriele Rosa al atletismo keniata en 1992.

 Y con Rosa metido de lleno en la cuna del atletismo en Kenya llegamos a Barcelona 1992. Los keniatas se llevan 2 medallas en 5.000 y 10.000 y los etíopes otras dos, pero los oros son para el el alemán Dieter Baumann, el marroquí Khalid Skah, y el surkoreano Hwang Young-Cho, cuatro años después de Seúl, prueba inequívoca de que el programa olímpico funciona, aunque sea tarde. Japón consigue dos medallas de plata en maratón, en chicos y en chicas y nada más que destacar salvo el oro de España, la anfitriona, en el medio fondo: Fermín Cacho. Y pasamos a Atlanta 1996, Kenya nuevamente se queda a las puertas en las tres pruebas: plata en cinco mil y diez mil con Paul Bitok y Tergat, y el bronce de Wainana en maratón tras el sudafricano Josia Thugwane y otro koreano del programa olímpico de Seúl.  Pero el dato importante de 1996 es el oro en 10.000 del etíope Haile Gebreselasie. Gebre es uno de los mejores fondistas de la historia y aunque ya era conocido desde 1993, en Atlanta confirmó las expectativas que se tenían en el pupilo del coach holandés Jos Hermens. Y en 5.000 fue Venute Viybango, el de Burundi, el que volvió a dejar sin oro a Paul Bitok. Kenya no acaba de rematar en los JJOO, aunque los africanos coparon los podios en 5.000 y 10.000, en Atlanta, por primera vez en la historia, con Rosa en Kenya y Hermens en Etiopía impartiendo lecciones. Pero la genética africana no es tan buena en mujeres y solo 3 medallas fueron para las africanas, con la portuguesa Fernanda Ribeiro y la china Wang Junxia dominando en la pista olímpica y la etíope Fatuma Roba en maratón. Récord olímpico para la portuguesa, que en 1992 no se clasificó para la final del 10.000 pero en 1996 era la mejor del mundo. El reinado de Gebre se mantiene hasta Sydney 2000, donde con 27 años logra otra vez el oro en 10.000. Las olimpiadas triatléticas confirmaron el dominio de Etiopia en el fondo con los 3 oros para el país africano y las nueve medallas de las carreras de fondo olímpico para Africa. Algo que no ocurre en chicas, que solo consiguen un oro y cuatro medallas de las doce, aunque en el diez mil las etíopes relegan a Fernanda Ribeiro al bronce.  

 A pesar de su demostrada superioridad genética, son las olimpiadas del año 2000 las primeras que evidencian el dominio africano en el fondo. Justo 8 años después de la llegada de Gabrielle Rosa y los managers de Italia, Holanda y paises similares al atletismo africano. La historia se repite en Atenas 2004, salvo por el hecho de que en maratón no aparece ningún africano en el podio, bueno apareció uno, pero con la bandera USA. El italiano Stefano Baldini fue el ganador y un brasileño el bronce. El etíope Kenesina Bekele fue la estrella de los JJOO del 2004, aunque se quedó con las ganas del doblete en 5.000 y 10.000, el marroquí El Guerrouj le dejó solo la plata en el cinco mil. Pero cuatro años después Bekele se resarce de su “fracaso”, completando un doblete histórico para Africa, no por el doblete, si no por las cuatro medallas, tres de oro, en dos olimpiadas en pruebas de fondo. Solo Zatopek y Virsén superan en medallas a Bekele en la historia de los corredores de largo aliento en las olimpiadas. Estamos en Pekín 2008 y otra vez Africa domina las distancias largas con 9 medallas en hombres y dos oros en mujeres, con la etíope Tirunesh Dibaba como gran dominadora y convertida en la atleta de fondo con más medallas en Olimpiadas. Kenya domina el medallero olímpico y el maratón, fuera y dentro de las olimpiadas. Samuel Wanjiru se convierte en 2008 en el primer keniata en ganar el oro. Tras años de récords en maratones internacionales parece que Kenya ha sabido focalizar sus esfuerzos. Récord olímpico, 2h06 y drama unos años después, cuando Wanjiru muere al caer desde el balcón de su casa. Y llegamos a Londres 2012, donde todo cambia y ahora es la bandera del TeamGB la que domina el fondo del estadio olímpico, pero la sangre es la misma: africana. Y el mánager, americano, Alberto Salazar, el mismo que entrena a otro medallista de Londres: Galen Rupp. Mo Farah sangre africana, Galen ario, uno criado entre Somalia, Djibouti y Londres, al nivel del mar, el otro en Portland (Oregón) a 362 m de altura. Oro y plata en 10.000 para los dos, lo único que tienen en común es el coach: dos tribus diferentes pero mismo gurú. En 2016 la historia se repite: Mo Farah hasta en la sopa. Y otra plata para los USA, pero esta vez la sangre tambien es africana. El otro momento importante de 2016 es el primer oro femenino para el atletismo de fondo keniata, Vivian Cheruiyot en 5.000 y Jemima Sumgong en maratón. En féminas los keniatas no son tan buenos, el récord es británico y en el medallero olímpico destacan las japonesas, mujeres sacrificadas y ligeras, aunque el nivel medio de las keniatas es muy alto.

 Y vayamos con los récords, y primero con el maratón. Los primeros grandes maratonianos eran americanos, ingleses y suecos, corrían por encima de 2h40 y sus récords duraban un suspiro, 6 en 2 años. El primer récord serio podemos decir que es el del finés Hannes Kolehmainen, campeón olímpico, 2h32 en 1920. El primer hombre en bajar de 2h30 fue el americano Albert Michelsen en 1925. Despues de eso vinieron los japos, y koreanos. Después de la  2ª Guerra Mundial (1947) el hombre más rápido en maraton corría en 2h25. Y llegó Jim Peters, y en 2 años (1952-1954) dejó el record en 2h17. Después de su primer récord, en Helsinki 1952 no pudo acabar y nunca ganó una medalla olímpica. Su obsesión por el récord de maratón era tan grande que en 1954 estuvo a punto de morir en el intento cuando a 400 m de la meta y corriendo 10 minutos por debajo del récord, cayó desplomado sin poder finalizar la prueba. Dejó el atletismo ese día. Después de Peters vinieron el finés Paavo Kotila y el ruso Sergei Popov (1958). En 1960 se produce un hecho casi único en su especie, el campeón olímpico lo hace con récord del mundo, Abebe Bikila. Hasta ese año solo el primer récord de maratón (1908) se había logrado en un gran campeonato, Bikila obra el milagro: campeón olímpico y récord del mundo, 2h15. Los siguientes 4 años tenemos 4 récords, conseguidos por atletas diferentes, Japón, USA y Gran Bretaña. Hasta que otra vez Bikila repite su hazaña, 1964 y campeón olímpico con récord del mundo, 2h12. El etíope aventajó en más de 4 minutos al entonces recordman de la distancia, el británico Basil Heatley. En mi humilde opinión Bikila es el mejor maratoniano de la historia y el único creíble. Nadie ha hecho nunca nada igual.




 Pero eran los años 60, los años locos del deporte y el récord de Bikila duró poco. El japonés Morio Shigematsu, el incombustible australiano Derek Clayton y el britanico Ron Hill dejan en 1970 el récord en 2h09. Los británicos tienen un don especial para la carrera a pie y para ir bajando los récords cuando alguien destaca sobre ellos. De hecho, su último oro olímpico en maraton fue en 1912, pero desde entonces han ostentado el récord con ocho atletas diferentes. Obsesivos y orgullosos que son los muchachos. Cuatro años dura el récord de Hill, hasta que otro compatriota, Ian Thompson, lo supera en 1978, y otros cuatro años hasta que el japo Shigeru So quita de en medio la bandera del imperio británico. Pero ninguno de ellos, ni el holandés Gerard Nijboer logran bajar la barrera de 2h09, esa barrera que le provocó una deshidratación, lipotimia y retirada a Peters. Y tuvo que ser en 1981 el aussie Robert De Castella el que dejara el récord en 2h08. El recordman y campeón del mundo, no pudo en Los Angeles 1984 con el brutal ritmo del portugués Carlos Lopes y fue 5º con una marca muy lejos de su tiempo de 1981. Lopes hizo 2h09 y marcó un nuevo récord olímpico desde el de Waldemar Cierpinski, que en 1976 pulverizó la marca de Bikila y se quedó a un puñado de segundos del récord mundial del británico Ian Thompson. Ese mismo año de 1984, como otras veces, otro británico, Steve Jones, baja ligeramente la marca de Castella y será la última vez. Le duró poco la alegría y el orgullo al gran Jones, porque en 1985 es el propio Carlos Lopes el que baja la plusmarca a 2h07. Otro campeón olímpico con récord, aunque un año después. Ni Frank Shorter, ni el alemán Cierpinski, campeones olímpicos entre Bikila y Lopes, lograron bajar el récord. Otro dato curioso es que entre 1956-1976 hasta 13 veces se bajó el récord de maratón, pasando de 2h18 a 2h09 y que entre 1976-1986 solo cinco veces, de 2h09 a 2h07.
 Pero si entre 1976-1986 solo 5 veces se baja el récord del mundo, entre 1986-1996 es únicamente el etíope Belayneh Dinsamo el que en 1988, en Rotterdam (Holanda), deja el récord en 2h06’50’’, registro que durará 10 años. En 1998 el brasileño Ronaldo da Costa comienza un nuevo ciclo, porque nuevamente otras 5 veces se rebaja la marca de Costa, hasta que en 2008 el etíope Haile Gebreselasie deja 2h03’59’’, una marca que se antojaba imbatible. Pero tres años después los keniatas toman el mando del maratón y entre Patrick Makau, Wilson Kipsang y Dennis Kimetto dejan el actual record en 2h02’57’’ (2014). Un tiempo que parece que será difícil de batir en los próximos años. Si hasta el año 2000 solo 2 africanos habían sido recordman de maratón, desde ese año prácticamente son ellos los únicos que han bajado de las 2h06 de Costa. Entre las 100 mejores marcas de la historia solo aparece el americano Ryan Hall, que en 2011 y corriendo cuesta abajo marcó 2h04’58’’. El tiempo de Costa es el 149 de la historia, con decenas de keniatas desconocidos por delante. El año clave es 1994, en el que hasta 52 veces se bajó de 2h10 cuando en los 4 años anteriores solo hubo 43 marcas por debajo de esa barrera. Sin embargo en chicas no pasa eso, y encontramos a la británica Paula Radclife, a la japonesa Mizuki Noguchi y a la Alemana Irina Mikitenko entre las 10 primeras mujeres, y un récord, el de Paula Radcliffe que ha estado vigente por más de 10 años. En la gráfica del récord masculino se puede ver el salto entre 1956-1976 y entre 1998 y la actualidad, menos pronunciado pero igual de constante. Si no fuera por los africanos el récord de maratón sería 2h06’05’’, una marca que no ha sido superada en los JJOO ni por ellos.
¿Y qué pasa con las marcas del diez mil? Pues más de lo mismo: finlandeses hasta 1944, Zatopek entre 1949 y 1954, rusos y el australiano Ron Clarke después de Montreal (1956-1965), Virén (1972), los primeros keniatas (1977 y 1978), el hueco de los ochenta y luego el portugués Fernando Mamede (1984) y el mexicano Arturo Barrios (1989), el hueco de los noventa, y desde 1993, keniatas, el etíope Haile Gebreselasie, por tres veces, y desde 2005, el etíope Kenenisa Bekele. Zatopek bajó su propia marca de 29:28 a 28:54, entre 1956-1978 el récord quedo en 27:22, incluyendo la mejora de 28:15 a 27:39 de Ron Clarke, en 1993 todavía estábamos en 27:03, y desde entonces 26:17. Y ahora todos corren más rápido que Arturo Barrios. En chicas tenemos alemanas, rusas y americanas hasta 1981, luego más rusas y americanas, hasta que llega la gran Ingrid Kristiansen que en 1986 deja la marca en 30:13. En 1993 la china Wang Junxia pulveriza los tiempos de Kristiansen y deja un record de 23 años, 29:31, hasta que en Rio 2016 la etíope Almaz Ayana, consigue la proeza del oro olímpico y el récord del mundo el mismo día. Paula Radclife lo pone en duda, la que se retiraba en los JJOO y luego acababa el año con un nuevo récord de maratón.
Y esta es la historia de los tres deportes que componen el trideporte, un trideporte que empieza poco antes de los 80, cuando ya los otros deportes habían alcanzado la excelencia (1956-1976). Pero eso es parte de otra historia, la historia del triatlón…continuará.